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¿Qué género es este? “Welcome home”, el nuevo Mash-up de Sagrado Sebakis

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En Wikipedia, el concepto de “Mash up” cuenta con la herramienta “Desambiguación” para casos de múltiples entradas: un tipo de aplicación web híbrida, una técnica de producción musical también llamada “Bastard pop” o una mezcla hecha por un Dj. Pero en el reducto del under porteño, un grupo de artistas explora otro sentido. Tras la movida del ciclo “Sucede”, se estrenó “Welcome home”, en La Oreja Negra ¿Qué hay de nuevo en la viña del Mash-up? Veamos. 


Por Yael Tejero || @YaelTejero || 12-11-2013
Fotografía: Rosario Palma

Welcome home
Dirección: Sagrado Sebakis
Con: Mariana Bugallo, Andy Sakkal, Eric Mandarina, Nanu Nanu, Noelia Prietto, Anabel Fasanelli, Srta. Bimbo Contrabajo:  Fernando Maximiliano Posse
Asistencia: Luzila Bucari
Video y Luces: Tomás Larrinaga & Emiliano Romero
Escenografía: Leonel Tribilisi
Gráfica: Eric Robinson
La Oreja Negra | Uriarte 1271
Domingos 21 horas | Entrada: $30-


Pensar por fuera de lo que existe…

Cuando un grupo de jóvenes del espacio Pachamama decidieron dar cohesión a sus productos -poesía oral, performance, música, danza y videos- irrumpieron con un género nuevo. Y como todo eso realmente aconteció, esta
suerte de “Mash-up” de cosas se apodó “Sucede”. Inquietos, decidieron que nada iba a sucedercon la misma fórmula y establecieron que cada domingo estrenarían una nueva combinación de números. Arrancaron en El Matienzo pero en breve llegaron a Casa Brandon y de ahí a La Oreja Negra;  la cosa se viralizó. Mientras los artistas lograban descubrir el sentido de lo que hacían, el Sucede, como se lo apodó coloquialmente, logró una convocatoria de casi 300 personas por función y de golpe, en su mayor esplendor, se fue de vacaciones. “No sabemos muy bien qué significa eso”, dice Mariana Bugallo, una de las artistas más carismáticas de este colectivo de artistas, refiriéndose a la pausa del ciclo. Casi dos meses después de este interludio, una nueva convocatoria se escurre entre las redes sociales: Welcome home, de Sagrado Sebakis (Sebastián Kirzner), quien fuera también el director de Sucede. ¿Qué es realmente un Mash-up? Si se define por combinar elementos de distintos lenguajes, ¿cómo pensarlo por fuera del formato del “Sucede”? Es una pregunta mucho más trascendental de lo que parece, porque es pensar por fuera de lo que existe. Si en la variedad está el género, es cuestión de abarcarla para conocerlo.

Un Mash-up de cosas

El escenario de La Oreja Negra es bastante alto. Pero la distancia se salva desde varias perspectivas: las mesas para los que pueden cenar, las gradas para los que no, y un entrepiso para caretearla sin consumición. Desde ahí, se obtiene un buen panorama. Fundamental. Porque el lenguaje del Mash-up busca explorar todo rincón del recinto y hacerlo parte de la performance: las escaleras, la pared, el centro del sector de cerveceros. Nada nuevo en la historia del teatro. El espacio vacío, diría Peter Brook. Pero he aquí que el sitio no está vacío sino que estamos nosotros, el público, integrándonos a cualquier otro elemento del Mash-up. Cualquiera que tenga muchos domingos del ciclo Sucedeen su haber, habrá vivenciado experiencias de un tenor entre bizarro y conmovedor: una fiesta “menemista” con toma de rehenes que culminó con casi doscientos treintañeros cantando Fuga y misterio frente al video del funeral de Neustadt o una polvareda de la que emergió el joven manos de poemas (performance interpretada por Ale Berón Díaz). El lenguaje de la poesía oral y el del cuerpo fusionados con la aplicación. Y en el medio, uno mismo.

Aquí y ahora, “Welcome home”

El preludio consiste en pasar videos de música pseudo trance a oscuras mientras los ninjas ubican a la gente en sus sitios. En el Sucede lo que veíamos en pantalla iba desde lo grotesco hasta lo bizarro pop: Tómbola de Marisol, la niña actriz de la España franquista o un video porno de obesos enmantecados. La entrada en calor en sintonía introspectiva es para todos: ellos (los artistas) y nosotros espectadores. Mientras todo esto ocurre en la pared de la izquierda, al frente ya hay escenografía con actores incluidos y petrificados. Un ataúd yace en el centro. A su derecha, un cuadro con motivos urbanos de la artista Alejandra Alonso. Una red como velo que nos separa del féretro. Un candelabro de velas eléctricas rojas en cápsulas con forma de havanets iluminan la red, también roja. Al costado, bajo la proyección, Mariana Bugallo coloca un atril anunciando así que en ese sector también habrá voces. La suya, para empezar, que recita poesía con notable destreza en sus modulaciones. La iluminación se proyecta sobre el escenario y entonces Andy Sakkal, que maneja a la perfección el registro del doblaje, arranca con un breve parlamento y una pregunta: “¿Qué género es este? ¿Ya lo decidimos?”. Confirmación de una sospecha colectiva: lo que estamos viendo no tiene aún el verdadero bautismo ontológico contemporáneo, a saber, la entrada en Wikipedia. Y eso lo hace más interesante. 

Poemas recitados sobre el contrabajo de Fernando Posse; videopoesía con actuación de Nanu Nanu y Éric Mandarina perdidos en complejos habitacionales o aeropuertos de colores grises y placas con prosas que comienzan a perder definición bajo la técnica del glitch: todo se fusiona dando otro valor a cada uno de esos elementos. Leonel Tribilsi, escenógrafo, sugiere que eso es parte del leit-motiv de la obra: una analogía entre ese efecto y la vida posmoderna y glitcheada. ¿Todo ese conjunto de imágenes serán acaso el corifeo que hilvana las cuatro escenas trágicómicas más cohesivas del Mash-up? En la primera, una mujer vestida de etiqueta (Noelia Prietto) sale del ataúd y se encuentra con su par (Mariana Bugallo). Comienza lo dialógico, en donde tomarán parte también Srta. Bimbo Godoy (que también recita) y Anabel Fasanelli (que actúa y baila). De golpe, el desprevenido que puso “asistiré” al evento de Facebook sin antes leer el flyer, se da cuenta de que Welcome home es una reelaboración de Esperando a Godot. Primera inversión interesante: ¿Quiénes lo esperan? Dos mujeres. Welcome home no tiene una narración lineal. Y si el teatro del absurdo rompió con cierta lógica del lenguaje, ¿qué pretender de la revisitación a ese subgénero dramático? ¿Lo absurdo al cuadrado? ¿Es el absurdo mesurable? Mariana comenta: “No sé si se hizo esto de romper las pelotas con Becket. Supongo que los grandes como él se sentirían mucho mejor de ser bastardeados que respetados. Querés que venga alguien que le dé una lectura nueva. La espera como sistema es muy potente. Aguardar una y otra vez algo que no llega, es alienante. Y el resto de los textos también tienen una conexión desde la angustia.” Así que la espera se resignifica: ahora es Becket el que aguarda su relectura, a quien los artistas le dan el Welcome home y encima en el formato del Mash-up. Para pensar: ¿Qué aporta al teatro del absurdo este lenguaje interactivo y plural? 

El timing de una obra basada en la espera no puede ser algo menor. Y funciona perfecto gracias a la asistencia de Luzila Bucari, los videos y las luces de Tomás Larrinaga, la filmación de Emiliano Romero, la escenografía de Leonel Tribilsi y la gráfica de Éric Robinson. Sebakis, capaz de tirarse encima un sachet de leche en público para dar comienzo al Sucede, en Welcome home, no aparece en escena. O por lo menos en las primeras versiones del Mash-up, porque se sabe, este colectivo de artistas nunca se cansa de reelabora, reeditar, reinterpretar, remontar o resignificar, su propio trabajo. Sebakis, ¿será Godot?

La espera termina. Algunos de los artistas se reúnen en la entrada. El ataúd en posición vertical escolta al escenógrafo, quien trata de calmar el susto que genera su imagen fúnebre. Recibe un llamado. Es el encargado del centro cultural al que pertenece el cajón: “¿Cómo que no lo devolví? Si me dijeron que lo tenga mientras dure el espectáculo…” La tapa yace sobre la vereda de la calle Uriarte, mientras otro asistente pone plasticola a los vértices de las paredes laterales. El equipo entra en moratoria con el centro cultural: “Ahora no podremos usarlo para cargar utilería.” Qué importa. Están consolidando un género. Al diablo con el cajón.



Odio guaraní

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El tren, ese lerdo y atolondrado cilindro de metal que atraviesa el conurbano profundo de principio afin. Allí, donde todo es monotonía y regularidad, una voz se impone por sobre lo homogéneo y lo hace añicos. Un grito, un alarido que hace las veces de manifiesto inquietante. El tejido que entrelaza transporte y cotidianeidad, se hizo polvo.

Por Pablo Díaz Marenghi || @pablodiaz91 || 12-11-2013


Una conciencia que estalla. Lo imprevisto vence por goleada al Reino de lo Controlado. Mis sienes a punto de estallar, monótonas; mis ojos, nublados, cansados de ver siempre lo mismo; mis piernas pesadas, hartas del trayecto perpetuo. Los apretados vagones del tren San Martín atravesaban el conurbano profundo de pe a pa. Salté de prepo, me deposité en un ignoto asiento en medio de los monolíticos cuerpos inertes. Me dispuse a ver la misma película de cada día. Puse play. De pronto, una voz gruñe: “¡Guarda con los paraguayos!”. El grito de Celia, enfundada de bolsas y hebillas mal acomodadas, retumbó en toda la chatarra metálica. 

Celia es ese pasajero que gusta de llamar la atención con comentarios que intentan ser de buen ciudadano, que cree que hace patria vociferando opiniones sueltas entre viaje y viaje de tren. Celia acompaña cada palabra con el mentón apenas levantado y mirada de costado, buscando complicidad y aprobación en alguna mirada vecina, segura de que hace el bien. Me sacudí, con miedo a voltear. Mis oídos se predisponían a oír lo desconocido. (este párrafo lo pondría así, aparte)


Los pasajeros la observamos. Era obvio. En un viaje tan repetido, tan igual, donde su sentido no importa, un suceso tan insólito como un grito reclama todos los cañones de la percepción. “Esa paraguaya me cagó la vida”, escupía Celia reafirmando su odio guaraní. Su caterva de insultos no cesaba; la quietud estaba prostituida, resquebrajada. Los cientos de paraguayos que viajan en tren a diario, ¿qué pensarían? A mi lado un hombre, de campera de jean y rostro acongojado, miraba hacia sus zapatos mientras Celia no cesaba sus improperios inagotables. ¿Sería paraguayo? ¿Estaría ofendido? 


Estaba dispuesto a desentramar su mensaje con asombro. El habitual silencio, entrecortado por pregoneros de dulces y mendigos de esperanzas, se volvió una puesta en escena excepcional. El temor era inevitable. Los insultos ofendían a varios, se notaban incómodos, pegados a los cristales de las ventanas. Nerviosos, ya no la miraban a Celia, quien continuaba con sus gritos. Sus expresiones denotaban un cierto temor, como rogando que por favor se bajase en la próxima estación. Celia apretujaba sus bolsas, bolsones y bolsitos pero su relato continuaba. Algunos desprevenidos que recién montaban al potro metálico, creyeron que Celia le hablaba a la nada, que hablaba sola, que era una loca. Sin embargo, Celia fue una interlocutora implacable. No titubeaba en despotricar contra cualquier pasajero que estuviera allí presente. Hablaba con todos nosotros. Nos molestaba, nos atemorizaba y nos perturbaba. El tejido que entrelazaba transporte y cotidianeidad, se hizo polvo.


No me animaba a mirar a Celia. Quizás mi propia auto coacción, mis temores, mis prejuicios, me lo impedían. Sentía en lo profundo una expectativa por la aventura y lo anormal más que satisfecha. El resto del malón, con sus detalles, sus vestimentas, sus minucias, sus rostros maquillados de derrota, resaltaba su malestar ante los rugidos impensados.  Celia se puso de pie; acomodó sus bolsas y enfiló hacia la puerta del vagón. Los cuerpos descolocados, molestos, intentaban retomar sus posiciones. Mi razón se interrogaba acerca de qué fue a buscar con esos aullidos. Me negaba a pensar que se trataba de locura o simple delirio espontáneo. Permanecía el resquemor, la incomodidad; la carne pervertida por el alarido que nadie fue a buscar. Las huellas de Celia aún estaban allí. Inmóviles. Permanentes. Imborrables.


"La calle es nuestra aula"

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Photo21 es un taller fotográfico para niños de la villa 21. Creado por Esteban Mazzoncini, se gestó gracias a donaciones de cámaras y demás materiales que hicieron posible el proyecto. Los chicos expresan mediante fotos su realidad, sus gustos, sus vivencias y sus realidades. En esta entrevista, su creador cuenta su experiencia personal y la de sus alumnos a raíz de este emprendimiento artístico.

Por Agostina Morlini | |@morlitos || 12-11-2013


Esteban Mazzoncini comenzó en agosto un taller de fotografía con niños de la villa 21 de Barracas al que llamó Photo21. Este fotógrafo argentino, de 42 años, creó esta iniciativa con estudiantes del colegio León XIII y luego de un primer acercamiento con los nuevos alumnos decidió buscar colaboraciones a través de la plataforma IdeaMe (Financiamiento colectivo a través de Internet). Así, lograron superar la financiación para la compra de cámaras usadas y herramientas para el desarrollo del proyecto que pusieron en marcha. Ahora, se prepara para exponer en diciembre las fotografías que los niños captaron. Dentro de un mes expondrán los resultados de estos meses de trabajo en la Universidad de Belgrano.

La idea de Photo21 surgió con alumnos del colegio León XIII. ¿Qué resultado buscaban con este proyecto?
Los chicos lo idearon porque en el colegio iban a hacer un diario y entre las notas estaba este proyecto solidario. Ellos no podían acercarse a la villa por cuestiones de distancias y horarios, entonces las maestras me convocaron para dar el taller. Uno se propone una idea pero no es consciente de lo que va a suceder hasta que no está en el camino, los maestros y alumnos recibieron una devolución mayor a lo que todos esperábamos.

¿Cómo se acercaron los chicos al taller?
Conocieron el taller porque una de las maestras, Andrea Martínez, da apoyo escolar hace siete años en la villa y fue ella quien les contó el proyecto de los alumnos del León XIII.

¿Cuál fue la recepción que tuvieron los nenes con esta oportunidad?
Los nenes de la villa 21 nunca habían tenido un taller de fotografía. Este es un medio de expresión, la gente quiere decir algo pero no sabe cómo y lo logra con la pintura, la fotografía o la narración. Los chicos se encontraron con un espacio nuevo y están fascinados con poder crear una imagen.

¿Qué realidades muestran con sus fotografías?
Me gustaría poder tener un espacio con los chicos donde podamos abarcar más zonas de la villa, pero por cuestiones de seguridad nos movemos en determinados límites. Ellos no tienen la posibilidad de agarrar la cámara y salir a caminar en la semana, porque probablemente se la robarían. Fotografían un espacio cercano, hacen retratos de lo cotidiano.

¿En qué condiciones desarrollan las clases?
El espacio donde trabajamos está cerca de una capilla donde van nenes a realizar apoyo escolar. Afuera hay una canchita de fútbol de cemento y esa es el aula donde hacemos las imágenes. Les enseño a través de imitaciones y explicaciones muy básicas a componer una imagen, todavía no aprendieron técnicamente lo que es sacar una foto. Todo al aire libre, la calle es nuestra aula.

¿Cómo sentís que ayuda una cámara para que los chicos se expresen?
No conozco la problemática particular de cada uno, pero todos tenemos algo para transmitir. A veces no son conscientes de lo que dicen con una imagen; fotografían juegos y a sus amigos, desde ahí de alguna manera fotografían la amistad. Sin dárse cuenta muestran más de lo que imaginan. El receptor toma conciencia de cómo viven, pero para ellos es sólo el lugar donde nacieron.

Luego de la muestra, ¿Qué piensan hacer con las fotografías?
Vamos a hacer una muestra el 16 de diciembre en la Universidad de Belgrano. En diciembre, enero y febrero visito Marruecos y voy a hacer una prolongación de este proyecto al que denomino Cámara Viajera. Voy a llevar mis cámaras y aplicar lo mismo de Photo21, talleres en pueblos o escuelas aisladas. Además, llevo para compartir las fotografías de los chicos.

¿Y con las cámaras donadas?
La idea es continuar el taller de Photo21 el año que viene e intentar tener un espacio tipo aula. Además, queremos que las cámaras queden en la villa porque les pertenecen. Así, los chicos pueden acceder a la cámara como algo natural y si un día quieren, las buscan en la cocina o capilla y salen a sacar fotos. Quiero sumar el proyecto a la villa 31, donde no hay talleres de fotografía.

¿Qué querés transmitir, personalmente, con este taller?
Cuando doy charlas en una universidad busco transmitir mi conocimiento para que otro tenga herramientas y pueda hacer una buena foto. Si bien quiero que los chicos puedan captar una buena imagen y manejar una cámara, disfruto que puedan sacar fotos. La idea es que les sirva como un modo de expresión y liberación. Un modo de hacer catarsis.

¿Cómo lográs la atención de los chicos?
Es muy difícil. Estar al aire libre es motivo de distracción, a algunos les cuesta prestar atención. Además hay intereses diversos entre ellos, está el que es aplicado, el que va porque no tiene nada que hacer y otros que tienen una situación familiar compleja y les cuesta mucho más concentrarse. Lo que sirve es enseñar a través del juego recreativo, propongo competencias con algún premio o pautas, para que se sientan estimulados y valorizados.

¿Qué encontrás normalmente en las fotos que sacan los chicos en el taller? ¿Te acordás de alguna en particular?

Encontré felicidad en sus imágenes. Llevé globos a una clase y lograron captar el momento de juego, una parte de su realidad. Más allá de las distintas circunstancias, supieron encontrar ese momento de felicidad y transmitirlo. Tal vez para alguien que nunca fue a una villa, alguna imagen puede impactar. Fotografían lo que tienen, y no por eso son fotos tristes. Uno muestra lo que quiere encontrar: elige qué quiere fotografiar sin dejar de lado la realidad.


Quién es Esteban Mazzoncini

¿Por qué comenzaste con la fotografía?
La casa de mi infancia está llena de cámaras y fotos colgadas en blanco y negro porque mi padre es fotógrafo, daba cursos y su vida siempre giró en torno a esa actividad. A los 25 hice un taller con él y a partir de ahí me conecte siempre con la fotografía. Me gustaba viajar, empecé a combinar la fotografía y los viajes. Estudié de forma autodidacta e hice cursos. Todo me lo contagió mi viejo.

¿Cómo autodefinís tu vida como fotógrafo?
Es algo que me apasiona, lo disfruto en cada segundo al ver una imagen en la calle o al lograr una buena foto. Técnicamente, estoy todo el tiempo pensando en imágenes.

¿Creés que se puede comunicar con una foto con la misma fuerza que con un texto?
Indudablemente. Hay frases que pueden ser fuertes y dejarte pensando. El lenguaje visual de una fotografía, aunque sea a través en internet, un libro o una foto colgada en una exposición, es mucho más rápido. Al ver la imagen es cuestión de menos de un segundo para lograr transportarte a África o Mongolia o transmitirte distintas sensaciones.

¿Qué tipo de imágenes te gustan sacar y mostrar?
Tengo mucha conexión al hacer fotografías de gente, especialmente retratos. Me gusta conectarme con la mirada, siempre considero que los ojos de la persona retratada van a viajar por cualquier lado. Trasciende las fronteras, esos ojos transmiten cultura, tradiciones, formas de vida, religión.

¿Cuáles fueron las diferencias más impactantes que encontraste al retratar otras culturas?
Con la imagen la gente se muestra tal cual es, no hay manera de esconderse. El que es pobre, es pobre y el rico es rico. Creo que siempre el que menos tiene, no sólo desde lo material, es del que más recibo. Para mí el shock cultural es relativo, depende de quién es uno, yo entiendo que esa es la realidad de la persona que fotografío.

Flema: Resistencia, plebeyismo y Tetrabrik

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Punk, reviente, vino, faso, humo, soledad, descontrol y reviente. Contaminaciones de nihilismo, galaxias de plebeyismo e irreverencia, Flema, de la mano de su líder Ricardo Espinosa, tiñó la escena rockera, y más precisamente la escena punk, de un torrente de transgresión. ¿Cuál fue y es su significación en la escena del rock local y su interpelación, en particular, con las clases populares? ¿De qué modo también “tiran paredes” con el rock chabón? Hipótesis sobre la cultura del aguante.

Por Pablo Díaz Marenghi || @pablodiaz91 || 15-11-2013


Flema es un conjunto punk rock que surge en Avellaneda en 1986, pero su despegue dentro de los escenarios del under local comienza en 1988 con la incorporación de Manuel Ricardo Espinosa (Ricky) en guitarra y posteriormente tomando la voz líder. Grabaron siete discos de estudio, dos discos en vivo y varios simples hasta el año 2001 en el cual Espinosa muere al caer desde un balcón en un confuso episodio. La banda le rindió homenaje a su vocalista con un show que quedó registrado en un disco -“Y aún yo te recuerdo” (2003)- y prometió no volver a tocar jamás. Sin embargo, la banda retornó a los escenarios en 2012, grabó otro disco en vivo y actualmente se encuentra en proceso de lanzar un nuevo disco de estudio.

En primer lugar, el punk rock de Flema se enmarca dentro de la inmensa galaxia definida como música popular, al igual que el rock, la cumbia o el rock chabón, y como afirman teóricos como Alabarces, Salerno, Silba y Spataro: “Es imposible analizar un fenómeno como el de la música popular por fuera de una mirada de totalidad, que reponga el mapa de lo cultural-completo y espeso, con sus desniveles y sus jerarquías, con sus riquezas y sus precariedades, con sus zonas legítimas y las deslegitimadas.- en una sociedad determinada”. Siguiendo este lineamiento, se comprueba de manera consistente la importancia de un análisis de este periodo ya que abarca con precisión, y casi en su totalidad, la década de los noventa en la Argentina; tierras de neoliberalismo furibundo, ajuste, devaluación, pobreza y desempleo. Su final, con la muerte/suicidio de Ricky Espinosa en 2001, coincide con la emergencia de la crisis económica y social que terminó estallando el 19 y 20 de diciembre de 2001 con la renuncia del presidente Fernando De la Rúa, el “que se vayan todos” y 39 muertos en todo el país por represión policial e institucional. En paralelo, moría el líder de un conjunto cuya canción más representativa se llamaba “Nunca seré policía” y su estribillo repetía simplemente: “Nunca seré policía, de Provincia ni de Capital”.

El escritor Diego Vecino en su libro “Flema es una mierda” afirma: “En los noventa todos fuimos punk”. Es una afirmación tajante como para darla por valedera pero sirve como puntapié inicial para problematizar respecto a qué rol jugaba el punk, y en particular el punk que hacía Flema, dentro del contexto socio cultural de los años noventa y principios del dos mil. Con una estética plebeya, transgresora e irreverente, las letras de Flema compuestas por Espinosa reunían temáticas del neobarrialismo, los excesos, el amor, el sexo, las drogas, el vino (“Tetrabrik”, “Siempre estoy dado vuelta”)  la violencia, la muerte y sobre todo, un inmenso nihilismo con tendencias suicidas propias de Espinosa (algunos ejemplos son las canciones “Tiempo de morir”, “Me echaron de casa –soy un mal polvo-“, o “A nadie”).

En sus recitales era común ver escupitajos entre el cantante y el público, un significante propio de la cultura punk, botellas volando, pogo y mosh furioso. En cuanto a lo musical, lo sonoro y lo tímbrico, las canciones de Flema suenan, en su gran mayoría, monótonas, con tres o cuatro acordes, y tonalidades clásicas del punk rock y el hardcore: ritmos acelerados, gritos guturales del cantante, canciones breves, bases de bajo y batería repetitivas y punzantes. En algunos discos aparecía una canción con tonos más suaves como “En la nada”, pero eran raras excepciones. La potencia transgresora, plebeya, barrial y lindante con el rock chabón en Flema eran sus letras, teñidas de historias de barrio, perdedores y adictos.


Aquí, además del alcohol y la junta callejera, otro rasgo propio de la letrística de Flema y Espinosa, abre una vertiente más de análisis: la cuestión de la policía, la resistencia, lo “anticareta” y la retórica del aguante. De por sí un rasgo propio del género, la resistencia a la autoridad siempre estuvo presente en las gramáticas punk y Flema no es la excepción a la regla.

Flema siempre se manifestó como una banda independiente dentro de lo posible. Comenzó dando sus primeros recitales en sótanos del conurbano, en Avellaneda, Gerli y aledaños, hasta llegar a lugares más grandes como Cemento o el Teatro Arlequines, ubicado en San Telmo y conocido como una de las clásicas “cuevas” del rock, el hardcore y el punk under de los noventa y principios del dos mil. Resistieron a las discográficas grandes, además de que por el género oscuro e irreverente que hacían eran rechazados, y editaron sus discos con discográficas independientes (“Ying Yang Discos” y “Cicatriz Discos”). Sebastián Duarte, periodista, autor de la biografía de Ricky Espinosa, cuenta que el cantante solía regalar discos a cualquier persona que pasara por la calle. Si bien no pudieron, ni tampoco pretendieron, generar un campo de resistencia radical y subvertivo del orden social vigente y de la cultura legítima, proporcionaron ciertos reacomodamientos y fragmentaciones en algunos espacios de la cultura rock local, así como también desde sus letras.


La obra de Flema puede emparentarse con el denominado Rock Chabón –calificación periodística y peyorativa- en cuanto a temática, retórica, sonoridad y también en cuanto a los públicos. Esto último, en torno a un factor relacionado al fútbol o a la futbolización que sintetiza en antropólogo Pablo Semán: “Si el ‘Rock Chabón’ se acerca al fútbol debido a las prácticas de sus seguidores, y define sus temáticas a partir de la escucha selectiva de estos, es porque (…) la actividad del público es tanto o más importante que la que ofrecen las bandas”. Ésto se respeta en el punk de Flema, en donde el mosh y los escupitajos a la banda son los principales protagonistas.

Los años noventa fueron indicio de necesidad y pobreza extrema en la Argentina. Quizás grupos de punk rock como Flema, que a priori pueden parecer agresivos, cultores del exceso y desagradables ante el ojo de la cultura legítima, funcionaron como paliativo para una inmensa masa de clases populares descontenta que canalizó su presente. No a modo de anestésico, sino como una práctica, un ritual y una lógica determinada, que proporcionaba contención y pertenencia en tiempos difíciles. En Flema hay dominación y necesidad, pero también hay una estética propia, alternativa incluso a la propia del punk clásico británico y estadounidense, códigos y gramáticas que compusieron una marca significante tangible dentro de la música popular argentina y dentro del rock en general.

Se hace urgente y necesaria una indagación en los públicos (del pasado y actuales para tener un mayor margen) para indagar acerca de cuestiones como ser las retóricas del aguante, la interacción de la audiencia con la banda en los shows de Flema, los cambios que atravesó la banda luego de la muerte de Espinosa en 2001, las similitudes con el Rock Chabón y la retórica “anticareta”, “antirati”, “anticana” y “antiyuta”. También las diferentes apropiaciones que Flema generó a lo largo de los años noventa, los diferentes reacomodamientos y fragmentaciones. ¿Por qué razón Flema no se subió al tren de bandas como Attaque 77 –para continuar en la línea punk- Bersuit Vergarabat o Los Piojos, surgidas casi en la misma época que sí lograron masividad? ¿Es acaso este un símbolo de su resistencia o, dicho de otra manera, su reticencia a integrarse al circuito mainstream? Esto, lamentablemente, nunca se sabrá.

Las visitas

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Ocho historias logradas mediante una prosa de ritmo pausado y un lenguaje trabajado y artístico. El nuevo libro de Elizabeth Lerner, Las visitas, posee -además de una composición a todas luces bella y oscura- el dejo de extrañeza de lo que no se dice, esa ausencia marcada a fuego por las voces silenciosas de la literatura.


Por Juliano Ortiz || remontalacorriente@gmail.com || 15-11-2013

Las visitas
Elizabeth Lerner
Ediciones La Parte Maldita
76 páginas


Miguel de Unamuno dijo que se viaja no para buscar el destino sino para huir de donde se parte, y tanta justeza entraña estas palabras en los personajes de los cuentos de Lerner que parecerían dichas para justificar su literatura y solo eso.

Cada cuento tiene la impresión de haber sido escrito en otro tiempo, como si fueran más que recuerdos, avistajes, fotogramas de un espacio que aparece y desaparece para narrarnos lo que falta, ese hueco en la historia, esa “visita” no querida que llega para presentarse en su forma más invisible, más reservada.

Nos surge una pregunta al releer el libro, ¿es consciente la autora de la sospecha que deja en el lector? Quizás este sea el mérito mayor de una composición a todas luces bella y oscura, el dejo extraño y eterno de lo que no se dice, esa ausencia marcada a fuego por las voces silenciosas de la literatura.

Misteriosamente, el nombre del título no corresponde a ningún cuento. Un signo de la magia que cada relato impone con su modo semántico. Hay una visita que dicta el ritmo de “Rio abajo”, cuento que abre el libro y que nos traslada a una Argentina estanciera y altiva, un eslabón de casonas rodeadas por un amplio verde que enmudece hasta al más cruel de los fantasmas. En “Cuestionario”, el mejor relato sin dudas, las preguntas son el arma que permite al atacado defenderse y comprender significados y recuerdos. “El valle entero” posee maestría al crear una trama conforme el sueño o la pesadilla se manifiesta para tensar el hilo de la amistad entre dos hombres. Citamos estos tres cuentos como muestra de una escritura que -inversamente a lo que se destila por estos días- guarda una estética destacable, una cuidada y clara intención por revelarnos las historias con celo atractivo y depurado.

En definitiva, ocho historias logradas mediante una prosa de ritmo pausado y un lenguaje trabajado y artístico, en el que cada palabra parece haber sido cuidadosamente elegida. Un muy buen libro que suma para su catálogo de alto nivel Ediciones La Parte Maldita.

El destino

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"Tiró el respaldo para atrás, acomodó la cabeza de costado con el rostro hacia el vidrio de la ventana que dibujaba curiosas figuras oníricas con el agua desfilando, expresionistas, minimalistas; las seguía con los dedos, ennegreciendo las yemas por días sin limpieza"Un viaje, un grupo de personas desconcidas, pensamientos y la lluvia, espesa, afuera, sin parar de caer.



Por Miguel Vilche || miguelvilche@hotmail.com || 15-11-2013


¿Cómo cubrirse de la lluvia? Era imperativo taparse y la parte del costado del piloto oneroso se barajaba como la opción ideal, pero más importante le parecía proteger la note book a pesar del resfrío procaz, activo que ya sufría y amenazaba con dejarlo afuera del negocio. Justo ahora que podía pegar el zarpazo, terminar por incrustarse en ese directorio lleno de lobos tan feroces como él. Ya no más paradas ruteras, ni engorrosos transportes públicos, tampoco soportar resfriados ajenos o nervios de desconocidos; las gotas gruesas, el sonido polifónico de las superficies resistiendo el agua rebotando en su paciencia..
Con suerte, era el último viaje en combi.

La ruta mojada deslizaba la imprudencia de conductores a velocidades imprevistas. Asomaba la cabeza con cuidado entre las hileras de agua entrecerrando los ojos para tratar de ver la confortable camioneta aproximándose, por fin, para sacarlo de semejante ostracismo.
“Combi de mierda” balbuceó al sacudirse la humedad del pelo.
Por fin, como un destello de sol se recortaba en el horizonte entre la espesa nube gris que formaban el agua y la humedad, de vapor líquido y sombras ennegrecidas. Venía a gran velocidad debido al retraso usual de días tan intempestivos para el tráfico.
Hurgando en sus bolsillos con la torpeza generada por el apuro buscaba los treinta pesos que había separado para pagar el pasaje. Cuando al fin los tenía en la mano, al levantar la mirada el escenario lo dejo inmóvil, petrificado del shock.
La camioneta se le venía encima, parecía no poder frenar. Iba directo a su figura como un monstruo atacando una presa desprevenida, levantando aros de líquido con sus ruedas, ataviada con las galas inocuas de los transportes públicos.
A tan solo un metro el conductor consiguió doblar el volante para apenas esquivarlo por centímetros, frenando justo frente al armatoste que representaba el refugio instalado a la vera de la ruta donde solo él esperaba.
Despertó de sus sueños de muerte con un tímido golpe de bocina que no se completó. La puerta tardo en abrirse más de lo normal; las gotas pegaban en la chapa como cascotes tamizando la sinfonía con el ruido del cemento. Lo demás era solo silencio; por las ventanas no podía determinar si la combi estaba llena, menos si el chofer estaba loco. Solo se desfiguraban siluetas inertes, quizás de trabajadores dormidos. Todos duermen en la combi.
Al minuto exacto del incidente, la puerta se abrió silbando el aire automático del sistema hidráulico; un extraño hedor acompañaba al calor que desbordaba la calidez habitual de la calefacción de estos rodados. Le pareció ver humo, pero no estaba seguro con sus pestañas goteando tormenta.
-¿Puedo subir? -pregunto entre tímido y molesto.
Nadie respondió. Con esfuerzo dilucidó el rostro pálido del conductor que sonreía con extraño sarcasmo, invitándolo con un gesto casi imperceptible.
-¿Hay lugar? -repreguntó.
-Claro Dante, suba hombre.
-¿Lo conozco?
-Claro, si viaja siempre.
Dante no recordaba el rostro del chofer, menos el tono, pero no se preocupó demasiado. Perturbado, subió los escalones con dificultad debido a la humedad universal, sacudiendo los suaves rizos de la escasa cabellera azabache. Había decidido pasar por alto la peligrosa maniobra del conductor, no por pasividad, siquiera por cobardía. 

La combi estaba semivacía, solo ocupada por seis personas sin contar al chofer.
Eligió un asiento del lado de la ventanilla desde donde gustaba observar la ruta mientras escuchaba su programa favorito de radio matinal. Atrás, un hombre robusto dormía pesadamente roncando con intensidad flemática. Era tal el ruido que generaba que siquiera con los auriculares pudiera soslayarlo; igual el dispositivo no tenía buena recepción; se mezclaban extraños sonidos de muchas voces, como un coro caótico de sordos cantando sin escucharse los unos a los otros. Tiró el respaldo para atrás, acomodó la cabeza de costado con el rostro hacia el vidrio de la ventana que dibujaba curiosas figuras oníricas con el agua desfilando, expresionistas, minimalistas; las seguía con los dedos, ennegreciendo las yemas por días sin limpieza. Pasó el brazo por encima de la cabeza y puso la mano en la punta alta del asiento, por detrás.
El ritual de relajación estaba recomponiendo el semblante aún acelerado y sensible por el susto primal; no era un cobarde, pero si un temeroso de la muerte como buen competidor inquieto y desalmado que busca el progreso vital del materialismo.
Mientras las noticias del éter mezcladas con sonidos guturales se tamizaban con los ronquidos secos y estridentes reflexionaba sobre el ascenso, las estrategias que tenía planeadas para conseguirlo. “En el mundo de los negocios vale todo” se repetía pensando en lo mal que se pondría su amigo y compañero de oficina al enterarse de sus maniobras para superarlo en la carrera por el sillón disponible en el comité.
“Amigos hay muchos, oportunidades pocas”. Por primera vez en el día una sonrisa macabra se dibujaba por debajo de la nariz fina y rojiza, resaltando pómulos angulados bronceados por el sol de primavera.
Un dolor intenso lo devolvió a la realidad, causado por un golpe certero, rápido, seco, que venía desde atrás; el puño del pasajero roncador sobre su mano en el asiento se incrustaba feroz por única vez haciendo sonar los pequeños huesos. Le había dolido bastante, más allá de la sorpresa e imprevisión.
Un grito agudo resonó en el silente pasaje; se paró indignado, tomándose la mano y mirando al hombre que parecía seguir durmiendo.
-¿Vos estas loco?
-…
-No te hagas el dormido ¡Che!
El atacante parecía seguir durmiendo, pétreo, exhalando e inhalando al ritmo de los graves tonos rugosos de su nariz.
- ¡A vos te digo! – insistió, sin éxito.
Se detuvo a mirar al resto de los pasajeros buscando la complicidad habitual que se espera en este tipo de incidentes. Ni un solo gesto de solidaridad, nadie parecía hacerle caso, como si siquiera estuviese ahí; no lo miraban con sorpresa o lo acompañaba en el reclamo como testigos, a ningún pasajero le llamó la atención la escena. La mano le dolía, pero la medula se le enfrió a causa de la soledad que invadía su acción, al letargo de la pintura. Cada vez entendía menos lo que estaba pasando. El ambiente desangelado seguía calentándose; se quitó el saco italiano del traje y lo tiro en el asiento. No sabía si volver a sentarse o ir directo al chofer a pedirle que interceda contra su agresor de alguna manera. Odiaba cuando la impunidad no lo salvaba a él, ahí la injusticia era innegociable.
Se encaminó por el pasillo demasiado estrecho, dando pasos medidos, la lluvia parecía más espesa y la camioneta aceleraba cada vez más.
-Oiga, vamos muy rápido, ¿no le parece? No se ve nada, nos vamos a matar.
El conductor ni siquiera lo miró por el espejo retrovisor, parecía sordo. La combi frenó con brusquedad, sin previo aviso, como si hubiese chocado contra una pared invisible. Dante salió volando hacia delante para caer pesadamente al piso golpeando su frente contra uno de los apoya brazos. Desde ahí la emprendió a gritos y aullidos, con la frente cortada y ahogando sus quejas con un fino hilo de sangre:
-¿¡Estás loco!? ¡Nos vamos a matar! ¿¡Cómo vas a frenar así!?

El silencio se reproducía en la constreñida estructura de hierro del rodado. Todos parecían muñecos, marionetas sin voces. Solo se movían en la coreografía del viaje, no hablaban, no lo miraban, era como si fuese una figura omnipresente.
La corbata sirvió de venda para frenar la emanación de la cabeza; se levantó cuando la camioneta echo a rodar de nuevo, esta vez a una velocidad normal para un día lluvioso. La cortina de agua era tal que no podía determinar la ubicación.
Decidió acercarse al chofer otra vez, no podía dejar las cosas como estaban, sentarse como si nada estuviese pasado. Una vez a su lado, afirmándose con sus manos para no volver a caer, se dispuso a encararlo cuando escucho que alguien se estaba ahogando; una niña de unos cuatro o cinco años, en brazos de su madre, empezó a vomitar profusamente un espeso líquido blanco que hinchaba su garganta y resaltaba los glóbulos oculares dando la sensación que se saldrían de sus órbitas de un momento a otro; borbotones interminables emanaban de la boca sin parar acompañados de un sonido inquietante; la madre solo la sostenía, sin una sola mueca de preocupación o atención especial. Nadie más la miraba, era una escena natural para el resto del pasaje. El olor se tornaba insoportable a medida que el líquido se desparramaba por el piso a causa de las maniobras de manejo, ramificándose por los canales de la alfombra hasta llegar incluso a la cabina del chofer y por lo tanto, a los pies de Dante vestidos por inmaculados zapatos de cuero patagónico.
Cuando la niña dejó de vomitar, sin secarse la ropa ni la cara, se acomodó al lado de la madre y siguió viaje como si se tratara de un incidente habitual de los viajes públicos, con la remera tan manchada como la pera.
En los asientos del fondo, una pareja fornicaba exhibiendo pasión animal; una hermosa mujer de senos prominentes saltaba salvajemente con sus pelos desgarbados encima de un musculoso hombre joven que miraba fijo los ojos de Dante mientras acariciaba sus labios con la lengua una y otra vez. Ambos gritaban su lujuria con descaro y pasión, sin percatarse del contexto, con las manos apoyadas en el techo y en las ventanas, empañando vidrios y sonorizando la humedad.

“¡Es hora de bajarme, esto es una locura!”
Sin importarle la computadora, se colocó al lado de la puerta delantera, la única de la camioneta y le dijo al chofer casi implorando:
- Por favor, ¿podés parar para dejarme bajar? 
El conductor esta vez si lo escucho, giró la cabeza para balbucear algo casi inaudible.
-No escuché. ¿Qué me dijiste? -preguntó Dante.
-Que ya nunca vas a poder bajar. La puerta está cerrada para vos, por toda la eternidad.
Un frío doloroso comenzó a recorrer su cuerpo; esta vez todos los pasajeros lo miraban, sonriendo con macabro sarcasmo, como testigos lúcidos de aquella extraña conversación.
La mamá y la nena cubierta de vómito, la pareja de jóvenes fornicadores, el robusto cuarentón que lo había golpeado y un tísico pelado y tímido que no se había revelado hasta ese momento.
-No entiendo. ¿Ésto es una especie de broma macabra? ¡Quiero bajar!
-Ya vas a entender.

Dante intentó por instinto forzar la puerta sabiendo que no se abriría con la combi en movimiento, gritando con toda su garganta para que lo dejaran bajar, usando toda su fuerza en la inútil empresa. En el medio de la acción sintió una respiración profunda en la nuca; el más puro terror se dibujó en la cara del chofer que se había acercado para susurrarle “del infierno no se puede bajar”. La cara pálida, los ojos totalmente negros, pequeños ríos azulados de venas ramificadas por el rostro, escupiendo baba blanca y sangre entre dientes amarillos y afilados. Era un engendro representando los peores temores del mortal.
El horror se completó al comprobar que el resto del pasaje reproducía la misma careta, babeante, desangrada, esquizofrénica. No podía escapar de aquella instantánea ni cerrando los ojos. Todos reían, lo señalaban, gruñían.
-No entiendo, no entiendo… -repetía entre sollozos.
-¿Todavía no? El infierno sólo es un lugar donde se reproducen con mayor asiduidad las torturas cotidianas de la vida terrenal, las molestias diarias, y con más intensidad también.
-¿El infierno? Pero, no debería estar acá. ¿Cómo “el infierno”?
-Claro que sí.
-Necesitás estas muerto para eso.
-Claro.
-¿Estoy muerto?
-Tu cuerpo esta incrustado en la parada de la ruta, pegado a la trompa de la combi que te embistió.
Imágenes editadas cinéticamente se sucedían en su cabeza. La combi de frente, la instantánea desde una perspectiva ajena, como si el cuerpo ya no fuera suyo. Y la sangre, y los huesos, y la carne. Tardaron casi tres horas en despegar lo que quedaba de él del refugio de cemento y hierros, en una sinergia onírica de piel y metal.
Se sentó en el asiento de adelante, mirando cómo el horizonte se enrojecía metro a metro, cómo por las ventanas el fuego invadía el contorno ennegreciendo los vidrios.
El hombre tísico se acercó y le apoyó el pene en el hombro, con la expresión morbosa de un pajero por demás orate, tuvo su eyaculación y a los pocos minutos regresó a su lugar, con el rostro desfigurado y el semblante pétreo.

Reflexionó sobre merecimientos, sobre las vueltas de la vida, el destino. Intentó llorar, pero no pudo. Sintió un líquido viscoso colgando de su pera y al tocarla la mano le quedó blanca. En el espejo retrovisor central comprobó que su rostro ya se había asimilado, mutando en el engendro temible de sus pesadillas, goteando sangre de los poros.
La combi se detuvo, abrió la puerta para que una mujer de avanzada edad subiera gritando “¡Era hora, siempre tarde, son todos una mierda, el mundo es una mierda! ¡Merecen morir!”.
Una ira agresiva lo inundó, un nivel de violencia nunca antes experimentado y necesitado de catarsis. Como por arte de magia, con intensidad y celeridad inéditas, comenzó a odiar a aquella mujer que seguía quejándose mientras pasaba por el pasillo golpeando con sus bolsos pesados la cabeza de cada pasajero, hasta la mitad de la camioneta donde se sentaría.
Dante se levantó, se sentó a su lado y le dijo:
-Hola, ¿me permite?
-¿Quién mierda sos vos? ¿Qué querés?
-Sólo charlar.
Y comenzó toda su habitual diatriba a la hora de trabajar en la empresa, el discurso usual al que apela cuando quiere sacar ventaja manipulando con psicologismos a sus compañeros y superiores. La hizo sentir miserable con mucha sutileza, resaltó todos sus complejos de inferioridad que generaban ese semblante antipático, todas las ausencias y sueños incumplidos de cuando era una mujer vital, saludable, tolerante.
La dejo depresiva, inundada de soledad.
Cuando se levantaba, mientras la saludaba con un tierno beso en la mano, y mientras el tísico se acercaba, pensó:

“Bienvenida al infierno” 


"Esto es la aventura de un flaco encerrado en su estudio"

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[Entrevista a Fede Cabral] El ex cantante de SanCamaleón lanzó en junio de 2013 su primer disco solista. “Sí” combina una experimentación sonora junto a un formato acústico y de género canción. En este diálogo con Alrededores el artista profundiza acerca del proceso de confección del disco, su mirada sobre la escena musical y las nuevas tecnologías.

Por Pablo Díaz Marenghi || @pablodiaz91 || 19-11-2013


¿Cómo fue el proceso de producción del disco?
Un año después de que nos despedimos en La Trastienda con SanCamaleón, una parte muy importante en mi vida, me mudé con mi mujer, me empecé a armar un estudio de grabación casero y de a poquito empecé a grabar este disco. Lo particular que tiene es que es totalmente producido por mí. Quería que tenga esa cosa “De autor”. La verdad estoy muy contento con el resultado. Tiene muchas horas de vuelo, te trabajo. Es un disco de canciones pero tiene cierta modernidad en el audio y en la búsqueda del sonido que me importaba mucho también.

En el disco se escuchan muchos sonidos fusionados, reunís charangos con sintetizadores. ¿Tu intención fue fusionar diversos ritmos?
Y sí, era algo que ya hacía en SanCamaleón, donde éramos una licuadora de ritmos. Igualmente, era una banda de rock y esto obviamente es otra cosa porquees más la aventura de un flaco encerrado en su estudio. Pero sí, tiene un montón de eso. Incluso me tomé la libertad de probar muchas cosas, investigar sonidos. En el disco hay muchas cosas sampleadas que tienen que ver con la zona donde vivo: pájaros, animales, sonidos ambiente, todo procesado y pasado por parlantes de guitarra. También hay cierta cosa andina, como en el charango, el ronroco, muchos sintetizadores, baterías pasadas al revés. Hay mucha investigación pero igualmente es un disco de canciones y espero que se comprenda de esa manera. 

¿Cómo viene la difusión y la distribución que la manejás vos mismo?
Lo manejo con el sello que creamos con SanCamaleón, Tómalo o Déjalo Discos. Realmente quiero que mucha gente lo escuche y hoy hay muchas maneras de escuchar un disco. Lo que hice cuando lo lancé fue sacar un preview a través de Internet. Todavía puede comprarse a través de Itunes o Bandcamp (en dónde ya la descarga es gratuita). También se vende en los shows. Creo que, en ese sentido, lo que todos los músicos queremos es que nos escuchen y que la gente tenga las canciones en el celular. Y tampoco despreciar el trabajo que hicimos, que fue un año muy intenso, en mi caso y el de todos los músicos. Quizás hacernos el aguante difundiendo, comprando el disco si pueden, yendo a los shows. Esta bueno que de esa forma consideren el trabajo que hacemos.

¿De qué manera se gestó el arte del disco?
Trabajé con mi hermano, Juan Cabral, que ha trabajado en discos de SanCamaleón, y Javi Auguste, otro amigo diseñador y Francisca Derqui que sacó unas fotos bellísimas. Me interesa mucho eso. Me parece que esta es una época muy visual y si vos estás escuchando un sonido casi siempre estás viendo una imagen y eso hace a la construcción de lo que estás recibiendo. Me importaba mucho cuidarlo.

Desde tu mirada como cantautor y músico, ¿qué opinás acerca de toda una oleada de cantautores que vienen emergiendo en la escena local como Pablo Dacal o Gabo Ferro?
Creo que es una consecuencia de muchos factores. Después de la Tragedia de Cromañón, cambió toda la situación del poder tocar en Buenos Aires –en todo el país me parece. También creo que tiene que ver con cierta decadencia del formato de grupo de rock. Si bien hay un montón de bandas que están buenísimas y hacen cosas nuevas, me parece que es una cuestión natural –es un género que ya tiene 50, 60 años- . También influye la tecnología porque hay mucha gente que empieza a grabar por sí misma sin necesidad de ir a un estudio. Un montón de cosas que lleva a una situación mucho más acústica, mucho más simple. Antes se tocaba con parlantes gigantes, había que llevar la batería, etcétera y ahora quizás es una guitarra, una máquina de ritmos, todo eso en el baúl de un auto, y eso genera toda otra cuestión.  En el caso de Pablo Dacal y de Gabo Ferro creo que son unos grandes, me parece que pertenecen a una generación anterior, si bien el gran público quizás los esté descubriendo ahora. También hay muchos músicos que fueron viniendo atrás y que también hacen cosas muy buenas.

Yendo más en profundidad a la cuestión de Internet y la incidencia de las plataformas digitales a la hora de producir música, ¿ves en lo digital una herramienta que ayuda a los músicos a ampliar su campo de llegada al público?
Sí, creo que es una herramienta que ayuda mucho. Quizás la parte negativa sea que hay tanta información que hay muy poca paciencia para escuchar cosas. Es como: -Che, salió el nuevo disco de Daft Punk! – Ah, ya lo escuché. Es una cosa instantánea muy fuerte. También podés grabar un tema y subirlo a la web y estar buenísimo o a lo mejor no. Creo que el trabajo sonoro de un disco se va a percibir. Como todo, hay que buscarle la vuelta. Porque también hay muchísimos músicos hoy. Más que antes. Hay un mar de cosas ahí dando vueltas. Uno tiene que tratar de encontrar su camino en ese mar y encontrarle la personalidad al proyecto de cada uno.




Próximos shows:
24/11 Bs As con Lucy Patané& Marina Fages
6/12 Salta
7/12 Tucumán con Cachín Selis
13/12 San Isidro Embajada Cultural La Nave Kadmon con Los Camarones Del Aljibe Sin Tiempo
15/12 La Plata C Est LaVie con Tototomás

El único caudillo riojano

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Noviembre fue el mes en que Ángel Peñaloza, apodado Chacho, murió en combate luego de rendirse ante las tropas del entonces presidente Bartolomé Mitre. En nombre de la Confederación Argentina, el ejército de Chacho luchaba contra el centralismo de Buenos Aires. La ejecución del caudillo riojano puso en contradicción los postulados civilizatorios de  Domingo Faustino Sarmiento.

Por Sebastián Rodríguez || @sebas_carp1988 || 19-11-2013


Ángel “Chacho” Peñaloza murió asesinado el 12 de noviembre de 1863 por el ejército nacional, bajo las órdenes de Bartolomé Mitre. Pese a que se rindió, el caudillo fue acribillado a balazos y su cabeza fue cortada y clavada en la punta de un poste en la plaza de Olta, en la provincia de La Rioja.

Peñaloza nació en 1798, época del Virreinato del Rio de la Plata, en Malanzán, La Rioja. Fue educado por un tío sacerdote y pronto pasó a formar parte del ejército de Juan Facundo Quiroga. Allí alcanzó el grado de general y colaboró en la intervención de la provincia de San Juan, en nombre de la Confederación Argentina

Su lucha contra el centralismo de Mitre

El presidente Bartolomé Mitre desarrolló una política de alianzas con los sectores conservadores del interior del país para subordinar a las provincias a los intereses porteños. Esto provocó varios levantamientos armados.

El país se encontraba dividido y desigual. Mientras el Estado de Buenos Aires gozaba de prosperidad, gracias a las rentas aduaneras, la Confederación quedaba postergada por falta de ingresos de capitales.

Mitre fue legitimado en su cargo en mayo de 1862. Allí propuso unificar al país: creó una moneda nacional unificada y un organismo nacional recaudador de impuestos en todo el país. También difundió la educación primaria y secundaria, que llevó a fomentar la unificación de la enseñanza de acuerdo a los intereses de la clase dirigente porteña. Y al final creó un ejército nacional que tomó, como primera medida, reprimir los levantamientos populares del Chacho Peñaloza y Felipe Varela, la última resistencia del interior a la política de Buenos Aires.

Nuestro país fortaleció su modelo agroexportador, colocando a nuestra nación exportadora de materias primas e importadora de productos manufacturados. Inglaterra era el principal comprador y vendedor, resultando beneficiado a partir del precio que tienen las manufacturas por sobre las materias primas.

Aún así, las provincias continuaban postergadas frente a los intereses del puerto de Buenos Aires por sobre los del resto del país. La entrada constante de productos importados terminó eliminando a la pobre actividad industrial.

Chacho vs. Mitre y Sarmiento

En 1863 se produjo el levantamiento del ejército de Chacho Peñaloza. Antes de entrar en combate, Peñaloza le escribíó a Mitre: “Es por esto, señor Presidente, que los pueblos, cansados de una dominación despótica y arbitraria, se han propuesto hacerse justicia, y los hombres, todos, no teniendo más ya que perder que la existencia, quieren sacrificarla más bien en el campo de batalla, defendiendo sus libertades y sus leyes y sus más caros intereses atropellados vilmente por los perjuros…”

El entonces gobernador de San Juan, Domingo Faustino Sarmiento, decretó el estado de sitio y, asumió personalmente la guerra contra el caudillo. “Peñaloza se ha quitado la máscara… Secundado por media decena de bárbaros oscuros…se propone reconstruir la República sobre un plan que él ha ideado... Bajo su dirección e impulso, estas provincias serán luego un vasto desierto, donde reinen el pillaje, la barbarie sin freno, y la montonera constituida en gobierno. No es un sistema político lo que estos bárbaros amenazan destruir. Es todo orden social, es la propiedad tan penosamente adquirida, toda esperanza de elevar a estos pueblos al goce de aquellas simples instituciones que aseguran a más de la vida, el honor, la civilización y la dignidad del hombre”, son algunas de las palabras que pronunció Sarmiento.

El Chacho, luego de rendirse, fue asesinado delante de su familia. Es llamativo que quienes combatían “la barbarie”, expusieron obscenamente la cabeza del caudillo como trofeo de guerra en la plaza de Olta, durante varios días.

El “padre del aula” llegó a decirle a Mitre: “No sé lo que pensarán de la ejecución del Chacho. Yo, inspirado por el sentimiento de los hombres pacíficos y honrados, aquí he aplaudido la medida, precisamente por su forma.Sin cortarle la cabeza a aquel inveterado pícaro y ponerla a la expectación, las chusmas no se abrían aquietado en seis meses. ‘Murió en guerra de policía’, ésta es la ley y la forma tradicional de la ejecución del salteador”.

En el mes de agosto, Chacho le escribió una carta al gobernador Sarmiento, denunciando el atropello de sus tropas. Allí señaló que “destruyen todo cuanto encuentran, sin respetar las propiedades y vidas de los vecinos, haciendo así una guerra enteramente vandálica, muy indigna de un gobierno culto y civilizado”.



Un negocio Redondo

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Personaje enigmático de la cultura nacional, el Indio Solari es capaz de mover un público incalculable y también recibir la crítica de otros tantos por su modus operandi. Con la excusa del recital que dio este 14 de septiembre en Mendoza, repasamos el camino que condujo al artista hacia su independencia de terceros e intentamos comprender, desde abajo del escenario, la alianza creada con sus fieles.


Por Andrés Correa || @andrelocorrea || 30-09-2013


El Indio Solari, a los 64 años, volvió a superarse a sí mismo como personaje mitológico: 120 mil personas y el show con entrada paga más grande de la historia del rock argentino. Entre la cobertura periodística del recital, hubo una crónica provocadora realizada por Paula Bistagnino, para la revista Anfibia, que generó un revuelo en las redes sociales, con partidarios y detractores, en la cual se metió con las cifras económicas que dejó el encuentro, generando suspicacia en cuanto a la reputación del Indio y al movimiento que lo acompaña.

Como sucede en los recitales de este tipo, los grandes medios gráficos le dan la espalda o le dedican un ínfimo espacio en sus páginas, demostrando que un acontecimiento masivo por el simple hecho de serlo no es condición para ser noticia. El recurso, siempre eficaz, es la nota periodística informativa que responde a lo básico de la descripción con datos sobre cantidad estimada de gente, lista de canciones y demás detalles exteriores al show, pero es difícil encontrar una cobertura contada desde el lugar mismo del encuentro. La revista Anfibia, en cambio, le dedicó un generoso espacio a través de la mencionada crónica. Dice el relato en un momento: “Besar el piso, alzar las manos y agradecerle a alguien o algo, como si haber pagado una entrada de 300 pesos no alcanzara para tener derecho a ver el show”. El interés de la periodista por el dinero no termina ahí, así que más adelante sigue: “Carlos Alberto ‘Indio’ Solari, llegó en un chárter privado desde San Fernando. Sus músicos, en aviones de línea. (…) se calcula que con este show embolsó unos 15 millones de pesos. Lo suficiente para recluirse otros dos años”.

No es la intención hacer una crítica de la crónica ni mucho menos pero sirve como disparador porque forma parte del pensamiento de muchas personas. Decir que el Indio Solari es un multimillonario, que vive en una mansión y que toca poco para recaudar mucho es atacar al artista donde no hace a su esencia. Y si se lo quiere cuestionar por su manera de hacer negocio con su músicahay que partir de una base: Los Rodondos fueron la primer banda de rock nacional que logró instalar su propia lógica en el mercado, bajo un modelo de acción resumible en dos palabras: Ser independientes.

El camino a la independencia

Hoy, con el tiempo en nuestra espalda, es sabido que fue un gran éxito la apuesta inicial de la banda, pero haber rechazado a quienes se ofrecían a producir su primer disco para realizarlo en las condiciones que ellos esperaban y pretendían habla de una convicción muy fuerte en sus ideales. Gulp! fue grabado sobre finales de 1984, cuando la banda ya tenía ocho años de existencia. Previamente, Los Redondos habían realizado un demo con temas que luego fueron incluidos en sus discos y otros todavía inéditos como “Nene, nena”, “Un tal Brigitte Bardot” y “Pura suerte”. Tanto el Indio, como Skay y Poli querían grabar el primer álbum de forma independiente, entonces contactaron a la cooperativa de música MIA (Músicos Independientes Asociados). Allí trabajaba Lito Vitale, quien participó con sus teclados y fue el encargado de producir el disco.Por otra parte, la presunción de autonomía también se extendía hacia el ámbito artístico, sostenidos bajo el lema del Indio Solari que imploraba “solos y de noche”: nunca participaron de ningún festival de rock ni compartieron escenario con otra banda, aunque sí invitaron a músicos amigos.

Los recitales ricoteros tuvieron siempre una cierta particularidad. Desde los primeros shows en los que además de la presentación de la banda -sin integrantes fijos por entonces ya que existían alrededor de 15 músicos que iban rotando por el escenario- se combinaban obras de teatros, musicales, proyecciones audiovisuales, monólogos, bailarinas, etcétera, hasta la etapa posterior donde llegó a adquirir un carácter ritualista para sus propios fieles, Los Redonditos de Ricota generaron siempre una fuerte alianza con su público seguidor. Sobre finales de los ochenta, con tres discos en su haber, el crecimiento del grupo se evidenciaba ante cada nueva presentación, sobrepasando el límite de capacidad y con gente afuera sin poder acceder al show.

Los lugares tradicionales donde se presentaba el conjunto fueron quedándoles cada vez más chicos y, en ese contexto, se encontraron bajo una de las decisiones que más críticas le generó a lo largo de su carrera: la llegada a Obras Sanitarias. Los Redondos arribaron a “la capital del rock” en diciembre de 1989 para presentar su cuarto disco ¡Bang! ¡Bang! Estás liquidado. Ese mismo año el Indio había declarado en una entrevista que “Obras es el lugar institucionalizado del rock, los tipos tienen su funcionamiento, que se da de patadas con uno. Ellos son los dueños y vos el número que esa noche va a hacer gracia (…) Cuando vos escuchás a los Redonditos, todo lo que está ahí es auténtico producto Redondito. No hay nada que se ponga en el medio, entre nosotros y el público”. Esa contradicción de la banda significó el alejamiento por parte de muchos de sus viejos seguidores, quienes consideraban el final de la independencia artística, aunque les abrió las puertas hacia el horizonte sin fin de la masividad todavía vigente. En ese camino, Los Redondos experimentaron algo inédito por entonces en la cultura nacional: la llegada del rock a los estadios.

El último gran paso de la banda hasta su total independencia llegó en el año 1998 con la creación de “Luzbola”, el estudio de grabación montado en la casa de Carlos Solari en Parque Leloir. Conjuntamente, la discográfica “Patricio Rey Discos” se encargó de relanzar toda la discografía al mercado bajo el sello propio. Esto significó la culminación de un combo perfecto que incluía estudio de grabación, edición y distribución de los discos, arte (Rocambole era un integrante más), manejo de la publicidad, organización y logística de los recitales. Este éxito montado en línea paralela al mercado tradicional enmarcó un nuevo modelo de negocio independiente que sostuvo Patricio Rey y Sus Redonditos de Ricota hasta su disolución.


Legado ricotero y más de lo mismo

Está claro que tras la separación de Los Redondos el heredero de toda esa estructura fue el Indio Solari y éste no hizo más que continuar con un modelo de acción que había empleado y defendido durante años. Desde su debut como solista en el 2004 con El Tesoro de los Inocentes, presentado en el Estadio Único de La Plata al año siguiente, el público le manifestó el respaldo de siempre, demostrando que el fenómeno ricotero continuaba vigente. El disco fue producido por el propio Solari, grabado en su estudio “Luzbola” y lanzado bajo el sello “Patricio Rey Discos”.

Por otra parte, el rock en los estadios había dejado de ser exclusividad de unos pocos y fue La Renga quien inauguró un nuevo paradigma de la masividad. En el 2005 la banda de Mataderos tocó en el Autódromo de Buenos Aires, donde ingresaron más de 100 mil personas. El Indio experimentó lo mismo en el Hipódromo de Tandil en tres oportunidades y en los Autódromos de Junín y Mendoza, donde superó todo límite previsto.

Hace años que vivimos la historia de los recitales de rock amparados bajo la tutela de grandes marcas publicitarias donde las bandas, con escasas excepciones, ponen la firma donde sea que se les pida sin cuestionar la cooptación del arte por el sistema. Por supuesto que el Indio Solari, como cualquier personalidad de su altura, puede ser criticado por muchas cosas pero atacarlo por su patrimonio o las cifras de sus recitales es tachar una trayectoria sostenida fuertemente bajo sus ideales de independencia y crecimiento sobre rieles distintos a la lógica hegemónica del mercado.

Por otra parte, sus espectáculos exceden la lógica clásica de un show de música, ya que existen reglas inmanentes al fenómeno ricotero que sin su cumplimiento el recital no sería completo para sus fieles. Jesús González Requena en “Elementos para una teoría del espectáculo” sostiene que una relación espectacular está conformada por un cuerpo exhibido y otro reducido a su sentido de la mirada; es decir, un cuerpo afirmado y otro negado. Tal definición no se correspondería con los recitales del Indio, donde el cuerpo debe cumplir con la exigencia demandada por la lógica del aguante, una serie de reglas aceptadas por el colectivo como parte de la identidad e idiosincrasia del movimiento. Pablo Alabarces, estudioso incansable de la cultura popular, define la cultura del aguante como una categoría ética y moral, una determinada forma de entender el mundo. Respecto al movimiento ricotero, recientemente escribió que “para seguir al Indio hay que sufrir. Hay que tener aguante. Hay que matar un rati para vengar a Walter. Ser todo huevo y corazón”, porque así lo dice la moral de Los Redondos, y sigue: “(…) el consumo de alcohol, porque sólo cuerpos bien machos pueden soportar la ingesta de hectolitros de bebidas; el cansancio, el sudor, el frío, la afonía; y el pogo, claro, prueba definitiva del aguante que se ejerce y se banca con el cuerpo, y nada más que con el cuerpo”.

Entonces, analizar el fenómeno del Indio y el movimiento desde los parámetros objetivos o racionales es intentar entender la religión por lo fáctico. Pensar que un “ricotero” va al recital con el fin de disfrutar un show de rock es válido pero insuficiente. El encuentro roza la comunión entre un público efervescente, que demuestra su pasión y sentimiento abrazado a la bandera del aguante y un líder enigmático escondido bajo sus anteojos de sol. La gente comienza a vivir el recital desde el mismo momento en que emprende el viaje y la misa terminará cuando suenen los últimos acordes de “Ji ji ji”, la canción con mayor valor simbólico del rock nacional: ¿Sería igual un show sin ella?


"En la ciudad existen escenarios independientes para la cultura y no los podemos esconder bajo la alfombra"

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Fomentar la diversidad, la descentralización y la autogestión son algunos de los objetivos que tiene el proyecto de Ley de Centros Culturales. El Movimiento de Espacios Culturales y Artísticos, MECA, comenzó como una iniciativa popular para llegar a la Legislatura porteña a través de firmas y así lograr que se sancione este proyecto. Alrededores dialogó con Pablo Vergani, miembro del movimiento, sobre la lucha que están llevando a cabo.



Por Agostina Morlini || @morlitos || 22-11-2013


El coordinador del espacio San Nicolás Social y Cultural y miembro de MECA, Pablo Vergani, sostiene que desde hace 3 años, las organizaciones que representan la escena cultural independiente, donde se entrecruzan disciplinas y actividades comunitarias y participativas, comenzaron a trabajar en esta iniciativa. “En ese marco nos encontramos con una problemática seria en materia habilitatoria.  Ninguno de los espacios culturales independientes  tiene una habilitación acorde a las actividades que realiza”, explica.

Esta escena, en constante crecimiento, nuclea cada vez más público y artistas, aunque no se contempla que estos espacios puedan funcionar desde lo legal. En ese sentido, sostiene que "hay que tener en cuenta que en la ciudad existen escenarios independientes para la cultura y no los podemos esconder bajo la alfombra".  

Luego de la tragedia de Cromañón, en 2004, el mapa de los espacios destinados a la cultura under se vio afectado. En lugar de obtener mejoras para que la expansión de la oferta se adapte al marco de nuevos requerimientos, se cerraron varios espacios de expresión. “Se catalogó a la música en vivo como peligrosa”, resalta Vergani.

La Ley de Centros Culturales vio la luz en 2011. El miembro de MECA detalla las razones por las que ese proyecto perdió estado parlamentario: “En ese año se dieron una serie de clausuras sucesivas en espacios de MECA y otros cercanos que laburan de la misma manera. Tuvimos la necesidad de salir a defendernos de alguna manera y trabajamos esa ley de manera urgente. La sacamos a las apuradas y después, con la posibilidad de ‘laburarla’ más, nos dimos cuenta que teníamos que hacerle algunas modificaciones”.

Después de 3 años de trabajo y análisis sobre el viejo proyecto, presentaron uno más representativo que reconoce la heterogeneidad dentro de los espacios culturales independientes a partir de los 4 modelos de gestión que plantean en la ley: Centro Cultural; Club de Cultura; Casa de Artistas y Centro Barrial, Social y Cultura.

Vergani comenta que en el caso particular de los espacios chicos -que funcionan al margen de la ley por no tener capacidad para habilitarse; por ejemplo las casas de artistas-, las medidas de seguridad “pasan por la buena voluntad de los gestores y productores”. Y destaca: “Nos cuidamos mucho, somos conscientes de que cargamos con el legado de Cromañón. Velamos para que los lugares sean seguros y nadie corra riesgos”.

Al tratarse de una iniciativa popular, no necesitan el apoyo de ningún sector partidario ni legislador. El proyecto ingresó a la Legislatura con el apoyo del 1.5% del padrón. "Ahora estamos concentrados en la campaña. Planeamos juntar las 40.000 firmas para este año, confiamos en que vamos a llegar. Si nos faltan algunas, el año que viene reforzaremos la campaña ya que tenemos hasta septiembre de 2014 para juntarlas", afirma Vergani.


En la web oficial Ley MECA se puede leer la ley y encontrar las direcciones para acercarse a firmar.


“IRSA es a la ciudad lo que Monsanto al campo”

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La avanzada inmobiliaria no tiene freno en la Ciudad. El pacto que se realizó entre la corporación IRSA y el Gobierno de la Ciudad donde se pretenden construir –entre tantos otros proyectos- un shopping en el barrio de Caballito, es un claro ejemplo de ello. Para echar luz sobre el tema, Alrededores entrevistó a Alejandro Bodart, legislador porteño por el MST (Movimiento Socialista de los Trabajadores).

Por Luciano Sáliche || @LucianoSaliche || 24-11-2023


El miércoles 20 de noviembre se aprobó en la Comisión de Planeamiento Urbano de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires un despacho de mayoría que permite una serie de negocios inmobiliarios. La iniciativa propuesta por el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri a la empresa IRSA la construcción y edificación de un shopping comercial en el barrio de Caballito. La magnitud del proyecto a edificarse en el terreno lindante al estadio del Club Ferrocarril Oeste, situado sobre la avenida Avellaneda al 1500, es realmente imponente: un shopping de más de 10 pisos de altura, con más de 40 locales, cines y un estacionamiento de 50.000 metros cuadrados.

Alejandro Bodart, diputado por la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
“Recordemos que el DOT, que también es del grupo IRSA, provocó todas las inundaciones del Barrio Mitre y Saavedra porque rompe con toda la estructura de los barrios y sin ningún tipo de planificación”, ejemplifica Alejandro Bodart, legislador porteño por el MST (Movimiento Socialista de los Trabajadores). Y continúa: “Esta corporación es a la ciudad lo que es la megaminería en la cordillera o los grupos como Monsanto para el campo. Se están quedando con las tierras públicas. Trabaja no sólo para la Ciudad sino también para la Nación y esto explica que voten juntos.”

El macrismo pretende esta vez pisar el acelerador. Puesto en consideración por tercera vez en cinco años, el expediente fue tratado en la Comisión de Planeamiento y obtuvo las firmas del bloque del PRO para llegar al recinto y lograr sanción en la primera lectura.

Los vecinos reclaman que no están garantizadas las obras para evitar inundaciones, que tampoco se realizaron trabajos de investigación en torno al posible daño ambiental y, además, aseguran que se potenciarán los problemas en el abastecimiento de luz, gas y agua. También plantearon las dificultades que tendrán los varios puestos de venta que están en el barrio y, principalmente, que se usen los terrenos de forma comunitaria y no para negocios inmobiliarios.

El paquete de leyes en cuestión -complementarios a los Decretos Nacionales Nº 1722/12 y 1723/12-  busca habilitar, además del shopping en Caballito, la rezonificación de los terrenos de la ex ciudad deportiva de Boca (denominada “la Dubai porteña”), la venta del edificio Del Plata para el proyecto del Centro Cívico, la venta y rezonificación de terrenos en Belgrano, Liniers, Lugano, entre otros.

“En ningún lugar del mundo se autoriza semejante monstruo sin pensar en el impacto que va a tener; este grupo tiene tanto poder que se apropia de los predios antes que salgan las leyes”, concluyó Bodart. 

A continuación, el audio completo de la entrevista, gentileza de Una piedra en el zapato:

Yo, el más inteligente de Facebook

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Este volumen recopila los posteos en Facebook de Aboud Saeed, un poeta y escritor sirio que trabaja de soldador en un taller de tornería. Con un estilo Bukowskiano y a modo testimonial, vuelca en el muro de una red social el presente sirio, cargado de revolución, junto a su cotidianidad.

Por Pablo Díaz Marenghi || @pablodiaz91 || 26-11-2013 


Yo, el más inteligente de Facebook
Aboud Saeed
144 páginas

“Si no le tuviera este miedo a la soledad, juro que borraría ya mismo a todos mis amigos de Facebook, uno detrás de otro”, escribió Aboud Saeed en dicha red social el 27 de mayo de 2012. Jamás se imaginaría que su nihilismo, su malestar existencialista y su irreverencia ante el régimen dictatorial de Bashar al-Asad llamarían la atención de una amiga alemana y terminarían publicados en un libro. Yo, el más inteligente de Facebook reúne los posteos de este joven sirio que despotrica contra el Gobierno al mismo tiempo que ironiza sobre su cotidianidad, su trabajo y su relación con las mujeres. Fue editado en octubre de 2013 por la editorial argentina Mardulcey funciona como un atractivo puente para sumergirse en un mundo exótico y usualmente deformado por los relatos mediáticos: el presente sirio cargado de violencia y revolución.

Como producción literaria, la obra de Saeed es innovadora. Con una prosa desestructurada, sin pelos en la lengua, el joven sirio narra sus vivencias condimentadas por tanques y revueltas sociales. Todo empapado de un culto al exceso y a las mujeres en un estilo que recuerda al poeta estadounidense Charles Bukowsky: “Oh, mi más amada, el régimen y tú / me someten de igual manera”, poetiza e incluso también critica a la misma plataforma a la cual alimenta: “Eso que pensamos, oh, Facebook, qué imbécil eres (…) Nuestros pensamientos se escriben a oscuras sobre el buscador de Google y se borran antes de apagar la computadora”. Saeed no tiene miedos ni respeto por nadie. O al menos eso es lo que aparenta: “Te crees (Charles) Baudelaire ¿no es así?, me dice una amiga. A lo que yo respondo: Y ese Baudelaire ¿quién es? ¿Un poeta? Me cago en él”.

La narración que lleva adelante el poeta sirio es acorde a los tiempos que corren: fragmentaria, irregular, segmentada. Por momentos el relato se detiene por meses y sus habituales lectores se desesperan; le escriben preguntándole si le pasó algo, si está bien. Quizás sea otro signo de los tiempos que se viven en Siria: en una zona de guerra permanente, la vida es una constante incertidumbre. El posteo “Maldita vida de mierda cada vez que tu día amanece con ¡arriba, a levantarse, ataque aéreo!” funciona a modo de cruel síntesis del panorama que se vive en un país donde el conflicto ya ha dejado más de 11.000 niños muertos.

Otro lugar preponderante en el relato de Saeed es el ocupado por su madre. La figura de su progenitora es narrada con una especie de fascinación y admiración, por momentos cercana al incesto. El joven sirio enseña a su madre a fumar cigarrillos y ocupa varios de sus escritos narrando sus experiencias diarias. El humo y la nicotina también pueblan los escritos de Saeed en una relación casi de culto, del mismo modo que Bukowsky idolatraba al consumo de alcohol.

“Yo, el más inteligente de Facebook” es un relato de época, pero también es una apuesta editorial innovadora y un texto que obliga a un debate emergente en torno a la literatura y a las nuevas tecnologías: ¿Las redes sociales son literatura? ¿Pueden ciertos escritos volcados a una red social de manera desaforada y catártica transformarse en un producto literario? La escritora Gabriela Massuh, en un texto incluido en el libro, aporta un punto de vista que enriquece a la reflexión acerca de la obra de Saeed: “Sus mensajes pueden leerse como la construcción de una figura ficticia, una especie de antihéroe del futuro que habita un mundo a la Blade Runner y vuelve al nuestro para burlarse de su banalidad.” 

Utilizando una red social como soporte narrativo, subvirtiendo su aparente función de entretenimiento y discutiendo su banalidad, Saeed construye un relato ácido y atractivo, una “crónica de la revolución siria” –tal como afirma el subtítulo del libro- bajo los ojos de un joven irónico al cual no le interesa ser aceptado o leído, ya que de igual modo afirma que “imagino que soy de Facebook el gran dictador”.

“Lo que está haciendo Randazzo es jueguito para la tribuna”

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El ministro del Interior y Transporte Florencio Randazzo anunció la instalación del sistema de frenado automático en la línea Sarmiento, un pedido que venían realizando los trabajadores ferroviarios hace varios años y que habría evitado las tres tragedias ferroviarias ocurridas en dicha línea en el último año y medio. Alrededores dialogó con Rubén "Pollo" Sobrero, dirigente gremial de la Línea Sarmiento y militante de Izquierda Socialista, quien se explayó sobre el tema y describió su mirada acerca de la política nacional de transporte.

Por Pablo Díaz Marenghi || @pablodiaz91 || 26-11-2013


A partir de la tragedia ocurrida el 22 de febrero de 2012 en la Línea Sarmiento que dejó 51 víctimas fatales, el sistema de transporte ferroviario ocupó un lugar preponderante en la agenda nacional. Sin embargo, las quejas de los usuarios por las condiciones del transporte público son de larga data. El ministro del Interior y Transporte Florencio Randazzo aseguró el martes 19 de noviembre que en los próximos días el Gobierno iniciará "la instalación de un sistema de frenado automático de los trenes para el Sarmiento". Técnicos de la empresa china Railway Signal & Communication Corporationrecorrieron trenes del Sarmiento y le confirmaron que "a finales de noviembre comenzarán a enviar los componentes para instalar el sistema en las señales y en las formaciones. El delegado de la seccional Gran Buenos Aires Oeste (Haedo) de la Unión Ferroviaria Rubén “Pollo” Sobrero expresó su punto de vista respecto al anuncio oficial.

“Es una lástima que hayamos tenido tres tragedias en el ferrocarril Sarmiento para que entiendan que había que instalar el sistema de frenado automático”, resalta Sobrero y profundiza: “Es un sistema que evita la falla humana y está instalado en el [Ferrocarril Línea] Roca y en el subterráneo hace muchísimos años. Cuando vos pasás una señal a peligro, automáticamente te frena el tren. Con eso habríamos evitado todos los accidentes que tuvimos. Se lo planteamos a TBA, a [Florencio] Randazzo pero priorizaron la pintura y los plasmas antes que eso. Sería importante que hagan la obra porque estamos hablando de vidas humanas”

Randazzo también tuvo palabras para con los gremialistas y afirmó que "también tienen responsabilidades" en la política de transporte. “Tiene razón”, afirma Sobrero y remarca: “Su gobierno fue el que permitió que sindicatos como La Fraternidad [maquinistas] y la Unión Ferroviaria sean sus socios y cómplices durante todos estos años." Sin embargo, hace una salvedad: “Si él lo dice por nosotros –que creo que en realidad lo dice por nosotros- vamos a seguir siendo los ojos de la sociedad, y denunciando todo lo que está mal.  Cuando veníamos diciendo que iba a haber un Cromañón ferroviario ellos salían a cubrir a los empresarios. Lamentablemente para ellos, hay un sindicalismo que no se calla la boca y está del lado de la gente; no del lado de los que vinieron robando durante los últimos 15 años.”


Tercerizados

La tercerización laboral es un fenómeno que atraviesa el presente de un amplio sector de la industria argentina, que se visibilizó a partir del asesinato de Mariano Ferreyra en octubre de 2010. Sobrero opina al respecto: “Después del asesinato de Mariano Ferreyra, Cristina [Fernández de Kirchner] dijo que se acababan las tercerizaciones. No tienen idea la cantidad de tercerizados que están metiendo últimamente. Cada vez son más las empresas que tercerizan. No es otra cosa que la estafa del trabajador; porque le hacen hacer un trabajo por la mitad de la plata que corresponde. En el Sarmiento hay varias empresas tercerizadas y no fue que vinieron, hicieron un trabajo y se fueron. Vinieron y se quedaron. Y así en todos los ferrocarriles está sucediendo exactamente lo mismo.”

Concesiones

¿Qué ocurrió con la estatización del ferrocarril Sarmiento anunciada por Randazzo en octubre de 2013? “Lo que está haciendo Randazzo es jueguito para la tribuna", afirma afirma Sobrero. "Todos sabemos que una re estatización no puede hacerse en una sola línea sino que tiene que hacerse en toda la empresa para poner en funcionamiento a todo el servicio ferroviario. ¿Los echaste a [Claudio y Mario] Cirigliano [TBA], Romero [de Ferrovías] y Roggio [de Metrovias] del Sarmiento y los dejaste en las otras líneas? ¿Por qué? ¿Acá es malo y allá es bueno? ¿Le seguís bancando los negocios a Cirigliano porque los trenes los repara EMFER [Taller cuya propiedad es de Cirigliano]? Es todo para la tribuna. La estatización fue un anuncio electoral. No es casual que hayan perdido en todos los municipios por donde pasa la traza del Sarmiento cuando en las elecciones pasadas habían ganado en todos.” El gremialista traza un paralelismo y reflexiona: “Antes de la Masacre de Once había 25 formaciones funcionando. Hoy hay 14. ¿Estamos mejor o peor?”

Gestión obrera

Por último concluye con un pedido que en los últimos años se ha vuelto un manifiesto de parte de los delegados ferroviarios del Sarmiento: “Hace falta que los trabajadores gestionemos la empresa. Somos los únicos que no fracasamos. Acá fracasaron los empresarios, porque se la robaron toda, y fracasó el Estado porque es responsable; debería haber controlado y no controló.”

A continuación, el audio completo de la entrevista, gentileza de Una piedra en el zapato:

La crisis del lenguaje

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“Cada vez que alguien dice ‘ahre’ o ‘que flaaa’, un rocho le agrega un tilde a una vocal en su nombre de Facebook”, escribió en Twitter @panchouuu. Terminología posmoderna, como un golpe, toda junta. La ironía empleada para ridiculizar estas expresiones se basan en otra similar: rocho ¿Está en crisis el lenguaje? ¿Desde cuándo? ¿Por qué?



Por Luciano Sáliche || @LucianoSaliche || 29-11-2013


Charles Sanders Pierce, lógico estadounidense de primera mitad del siglo pasado, decía que el lenguaje no puede ser entendido como un binomio entre significado y significante, es decir, entre un signo lingúístico (su materialidad ya sea una palabra escrita o el sonido del habla) y el concepto. De esta forma introdujo la idea de la relación triádica del signo donde juega un rol determinante la interpretación. Para ese autor existe un tercer elemento, el interpretante que es el que instala la norma, la ley. Es la convención necesaria para decodificar ese signo en la vida social. En nuestra sociedad todos identificamos a una cruz verde con una farmacia. Esto es posible gracias a esa convención a la que alude Peirce. 

El lenguaje muta constantemente. A partir del contexto se puede establecer cómo se modificó la forma de relacionarse oralmente. No se habla igual en el campo que en la ciudad. Eso es claro. Tampoco son las mismas palabras las empleadas en el ámbito tanguero de los años 20 que en una tribu urbana del siglo XXI.

El lingüista ruso Valentin Voloshinovsostiene que en el lenguaje se materializa la lucha de clases. Las diferentes capas de la sociedad utilizan la misma lengua por lo que su uso es una constante puja de poder. Para volver al tuit citado, “rocho” es un término utilizado para caracterizar a un ladrón. Usando una regla típica del lunfardo en dar vuelta las sílabas, proviene del término “chorro”. A esta puja por el uso del lenguaje y de cómo los medios masivos de comunicación instalan su naturalización se refiere Voloshinov en El signo ideológico y la filosofía del lenguaje (1930): “Lo mismo que da al signo ideológico un carácter vital y mutable hace de él un medio refractante y deformador. La clase dirigente se esfuerza por impartir al signo ideológico un carácter eterno, supraclasista, por extinguir u ocultar la lucha entre los juicios sociales de valor que aparecen en aquél, por hacer que el signo sea uniacentual”.

Hablar de crisis del lenguaje implica problematizar sobre su uso. Pero el lenguaje no es un ente objetivo, inalterable, sino que al utilizarlo se transforma. Volviendo a Pierce, la riqueza del lenguaje consta de la multiplicidad de interpretaciones posibles. Quizás la crisis esté, como sugiere Voloshinov, en ocultar la profundidad del significado de la palabra hasta naturalizarla en uno solo, conveniente a la clase hegemónica.

En el libro El hombre unidimensional(1954), Herbert Marcuse estudia cómo la automatización de las relaciones sociales luego de la Revolución Industrial llegó a inmiscuirse, por ejemplo, en el lenguaje racionalizando la conducta de las personas. Habla de operacionalismo, víctima del razonamiento tecnológico, definiéndolo como “la tendencia lingüística de considerar los nombres de las cosas como si fueran indicativos al mismo tiempo de su manera de funcionar”. A lo que se refiere es en el uso acotado del concepto ¿Es acaso la palabra “Democracia” un sinónimo de “elecciones” o este concepto contiene una carga simbólica que su uso banal debería al menos ser catalogado como falso?“En este mundo, el concepto no tiene otro contenido que el designado por la palabra de acuerdo con el uso común y generalizado (…) Así, la palabra se hace cliché y como cliché gobierna el lenguaje hablado o escrito: la comunicación impide el desarrollo genuino del significado”, sentencia Marcuse.

El valor de cada palabra dentro del lenguaje es preciso y contiene una carga exhaustiva que requiere minuciosidad. Ya lo decía Jorge Luis Borges al hablar del exceso de epítetos en El tamaño de mi esperanza (1926), más precisamente en el ensayo La adjetivación: “Cualquier adjetivo, aunque sea pleonástico o mentiroso, ejerce una facultad: la de obligar a la atención del lector a detenerse en el sustantivo a que se refiere”. La ingenuidad dentro del lenguaje es válida sólo si se pierde de vista la formulación del enunciado.

En este posmodernismo, mundo de la liquidez, era de lo fragmentario, se da una multiplicidad de modismos que permite la modificación abrupta de las palabras. En la escritura, por ejemplo, con el uso de las nuevas herramientas de comunicación “¿qué hacés?” y “q hacs?” tienen la misma finalidad: preguntar sobre la tarea que está realizando un otro. Esta nueva tendencia, víctima de los cambios temporales de la época, las emergentes plataformas y la inmediatez de lo virtual, escandalizan y simplifican al mismo tiempo.

Hoy las nuevas tecnologías potenciaron la centralidad de los medios masivos de comunicación llevando a la sociedad hacia la sobreinformación. Su poder continúa concentrado, teniendo el poder de actuar sobre el lenguaje de una manera más directa. La comunicación se encuentra mucho más mediatizada dado que son mayores los dispositivos que tenemos para producir sentido. 

¿Está en crisis el lenguaje? ¿Desde cuándo? ¿Debemos pregonar por su buen uso? ¿Qué significa hablar y escribir de manera correcta? Es difícil establecer una doctrina a seguir pero lo que sí se puede afirmar es que el lenguaje no es ingenuo. Existen diversos mecanismos como la clase social, el género, la tradición que actúan de forma tal para que la mutación se produzca ¿Es bueno? ¿Es malo? La interpretación colectiva, algún día, dará su sentencia. Mientras tanto, los cambios continúan su cauce.

La caricaturización del rico

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La muerte de Ricardo Fort desató una ola de cuestiones que se pusieron al serivicio de la sobreinformación de los medios de comunicación masiva. La mayoría irrelevantes. Falleció el 25 de noviembre a causa de un paro cardíaco asociado a una hemorragia digestiva. ¿Quién fue este excéntrico personaje que perduró en el micromundo del chimento argentino a base de ostentación millonaria?


Por Luciano Sáliche || @LucianoSaliche || 01-12-2013


Ricardo Fort era millonario. Si hay una característica que lo definía era esa. Pero no cualquier millonario. No buscaba la multiplicación de su dinero invirtiéndolo en negocios rentables. No escondía su fortuna de las manos ajadas y mediáticas del populacho. No se ocultaba en una isla de Oceanía para mezclarse con el resto de la clase acaudalada del mundo y sentirse entre los suyos. No escondía su imagen para no ser escrachado en los medios clasistas como uno de los grandes responsables de la existencia de la pobreza debido a que el dinero que sobraba en sus bolsillos es el mismo, ausente, que falta en miles y miles de trabajadores. Ricardo Fort era un millonario sin moral, o mejor dicho, que no concebía su fortuna como una pequeña mancha oscura en la conciencia. No sentía ningún grado de culpa. No le importaba. La disfrutaba, la mostraba y hasta hacía alarde, de una forma tal que parecía una caricatura.

La fábrica de chocolates Felfort, “La Delicia Felipe Fort S.A.”, era su fuente de riqueza. Con ella producía los shows teatrales que montaba: Fortuna, una historia de vida (2010), Fortuna 2, una revista musical (2011), Mi novio, mi novia y yo (2012), Fort con caviar (2013). Los financiaba y, en algunas ocasiones, pagaba para que el público asista. Todos eran un culto a su persona. En concordancia con la industria televisiva norteamericana tuvo su propio reality show –Reality Fort (2009)-, participó del fenómeno argentino de la década -compitió en El musical de tus sueños (2009) y luego fue jurado de Bailando por un sueño (2010 y 2012)-, tuvo su talk show -Fort Night Show (2012)- y rotó por todos los programas de chimentos con escándalos mediáticos que se modificaban día a día.

La contracara del millonario que contribuyó a que el zar de la TV argentina, Marcelo Tinelli, acaricie los 40 puntos de rating es la denuncia que hicieron los trabajadores de Felfort en el Ministerio de Trabajo a la empresa. Un total de 50 trabajadores fueron despedidos en este 2013. La simpatía o la ridiculez que mantuvo a Ricardo Fort como un personaje central de la industria del entretenimiento de la década borran de un plumazo el carácter de clase dominante que posee.

El heredero ciborg

Ricardo Fort hizo todo lo que la guita le permitió. Transformó su cuerpo hasta ser un verdadero ciborg: se realizó 27 cirugías. Se puso implantes en los pómulos, en la pera y hasta en los talones para ser 3 centímetros más alto. Tuvo dos hijos ciborgs: En el 2013 fue a una clínica de California, eligió a una hermosa mujer rubia que no tenía ningún antecedente clínico de enfermedades ni nada que pueda el comprador catalogar como imperfecto para luego alquilarle su vientre y que conciba a sus mellizos.

Quizás haya sido su carácter de heredero (su abuelo fundó la fábrica en 1912) que le dio la despreocupación necesaria para ser lo que fue: una caricatura del rico. A Fort no parecía interesarle mantener su negocio ni aspirar a trascender en la historia de la humanidad aportando parte de sus millones a causas benéficas. No ocultaba su codicia con fines sociales como lo hace la mayoría del empresariado nacional que tan simpático cae en la sociedad. El problema de Fort es que quería ser una estrella, un artista, un tipo capaz de cautivar a millones con el despliegue de algo, no importa qué, de algo, para poder lograr el éxito propio.

La no identificación con las raíces de su abuelo ni con la parafernalia de dar a conocer todo el trabajo que le costó a sus antepasados montar la fortuna, ese gran desinterés por ser políticamente correcto sumado a la impunidad de clase que lo envolvía, le permitió ridiculizar la figura del rico y ser odiado por sus semejantes.

La figura del grasa

Los arabescos tatuados que lucía, las cadenas de oro que colgaban de su cuerpo y las lentejuelas que portaba en su vestimenta hacían que sus pares le señalen su irrefutable mal gusto. Porque los ricos no lo veían como uno de ellos. Fort no era un tipo fino, no era un tipo culto, no tenía buen gusto ni estilo ni nada de lo que la aristocracia argentina entiende por autenticidad de clase. Ese gran cocktail de brillo y músculos que se veía en cada una de sus apariciones mediáticas caricaturizaba al millonario y de alguna forma lo ridiculizaba. Por eso, las clases altas lo sentenciaban de ser grasa. Lo anulaban ubicándolo del otro lado: “un pobre con plata”.

Cual heredero del capital, todo el dinero que de sus acciones provenían lo utilizaba para el despilfarro. El relativismo absoluto que suele pregonar una porción de la casta intelectual argentina sostiene que “cada cual hace lo que quiere con su dinero”. La ley de herencia fue la que permitió su fortuna. Nada más y nada menos que la herencia.

El sueño de ser millonario para quienes no lo son es inmediato, líquido, dura poco porque la realidad lo elimina en segundos. Ese sueño tan irreal no permite proyectar el medio de producción, la fuente de trabajo que genere el dinero. Eleva al soñador hasta acariciar los permisos de ser millonario, los objetos tangibles: autos, mansiones, sexo, juego, drogas, viajes, ocio. Ricardo Fort fue ostentación, vulgar e incómoda ostentación. Su dinero no era redituable porque compraba lujo. Jamás intentó ser políticamente correcto, no quiso ser un ejemplo de trabajo y de autorrealización. Todo lo que se mostró en las pantallas fue el anhelo de cualquier sujeto, corrompido por el dinero y el capital, de poseer. El sueño americano de ser millonario. Ricardo Fort fue eso: la caricaturización del hombre millonario.


Son 20 años en el mar

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Pez cumple 20 años y lo festeja con un doblete: el sábado en el Konex y, por entradas agotadas, el domingo en Niceto. Aquí, una humilde previa para calmar tanta ansiedad.

Por Gonzalo Penas || @gonzapenas || 06-12-2013


Y entonces uno va. Como deambulando por la semana. Con los 38° de térmica del lunes. Con la tormenta del después. Con el martes que llegó con la noticia que Niceto también estaba agotado. Para los fans de la banda, los 20 años de Pez –que se festejan este sábado en el Konex y el domingo en Niceto- no se desarrollan solo el fin de semana si no, precisamente, toda la semana. “Semana de Pez” se podría titular. O “semana volviendo al mar”. Y entonces uno va. Con el recuerdo de la primera vez que vio en vivo a la banda que recorrió toda su vida. Con los mitos que se cuentan de los primeros recitales a cuestas y en los oídos. Con los recitales que uno –que va y sigue firme transitando la semana, con la ansiedad que lo llevan a escribir estas líneas- tiene como recitales históricos e imborrables. Porque cómo olvidar ese recital de Pez en el Quilmes Rock 2004 en cancha de Ferro por ejemplo, jornada que había iniciado un corto pero bello set de Rosario Bléfari. O los ND/Ateneo de 2007. O los 15 años en La Trastienda colmada y con Emilio del Guercio como invitado. O el recital por los 10 años de Fragilinvencible en Niceto en una cruda noche de invierno de 2010. Esas cosas no se olvidan.

La semana va pasando, se acerca la fecha tan esperada. En estos últimos tiempos (donde Pez se agrandó en cuanto a público, nuevos escuchas, y así llegó –de manera justa- a nuevos lugares para tocar como El Teatro de Flores o el Konex) la banda se acostumbró a ir cerrando el año con shows durante los primeros días de diciembre. Así, la presentación de Los Orfebres (2007) fue un caluroso sábado de diciembre en el teatro ND/Ateneo, en diciembre de 2008 fue el inolvidable show en La Trastienda por los 15 años, la presentación de Viva Pez (2010) fue el primer sábado de diciembre con un recordado –y largo- show en el Teatro de Flores, y el año pasado hicieron otro inmenso concierto que se denominó 8D (sábado 8 de diciembre) para cerrar el año y que fue grabado en el DVD que se podrá conseguir este fin de semana en los festejos: Psicodelicia. Y, como no podía ser de otra manera, en este 2013 tiran la casa por la ventana con un doblete. La excepción fue en 2011 con la presentación de Volviendo a las cavernas, el álbum que como dice su nombre le devolvió un sonido más sucio, ligado a sus primeros discos, que fue presentado en El Teatro pero en noviembre. No obstante, ese mismo año cerrarían con un FestiPez (festival que organiza –y cierra- la banda y donde elijen con qué grupos tocar de la escena) en Niceto el 30 de diciembre con Acorazado Potemkin. Es decir, los fines de año para la banda no pasan desapercibidos. Este, mucho menos.

Nueva era, viejas mañas (2013) es una especie de continuación del regreso a las cavernas que la banda había planteado en 2011. Ya sin Pepo Limeres –tecladista desde el 2004 hasta este año- el sonido es más punk y salvaje que los últimos discos. Si hay una banda que tuvo muchos músicos invitados o directamente entre sus filas, acompañando a Ariel Minimal, Fósforo García y Franco Salvador, esa es Pez. Por eso para los 20 años se espera que estén todos. Porque los invitados, que en realidad en los discos son piezas fundamentales, son claves en cada etapa de la banda que siempre trató de buscar nuevos sonidos e influencias a lo largo de toda su trayectoria. No es lo mismo el sonido garage de Cabeza (1994), Quemado (1996) y Pez (1998) que el de Fragilinvencible(2000), mucho más armado y hasta se podría decir el primer gran salto del grupo. Cuando presentaron ese disco en vivo, lo hicieron en un pequeño bar de Rivadavia al 800 y la entrada era gratuita. Tocaron todas las canciones y al que le gustaba, compraba el CD a la salida. Esa era la premisa. A fines de ese año, incorporaron a Pablo Puntoriero (que ya había tocado en Fragilinvencible) en saxo y flauta y a Juan Salese en piano. Con esa formación grabaron Convivencia sagrada (2001) y El sol detrás del sol (2002), dos discos más tranquilos, experimentales, donde coquetean con varios géneros alejados al rock duro que venían practicando desde sus inicios. Los fans siguieron –y hasta se sumaron- en esta etapa de la banda. Son muy recordados los recitales en El Club del Vino los jueves de octubre de 2001. Fueron cuatro shows distintos que por emotivos –y por lo épico que se le fue agregando con el paso del tiempo- se hicieron inolvidables para muchos de sus seguidores. Otro recital imborrable de esa época fue ese mismo año en Unione e Benevolenza, más ahora que ese lugar volvió a ser un reducto cotidiano para recitales. De ese momento de la banda, hay un material que los fans atesoran –atesoramos- que es un claro ejemplo de lo que se relata en estas líneas: un pequeño set en el desaparecido canal Music Country que muchos tenemos en VHS en un cajón guardado para siempre. Algunos videos de ese día se pueden ver en YouTube pero está claro que no es lo mismo que haberlo visto y grabado ese mismo día. 

Para el 2003, la sorpresa se hizo evidente: Pez tocaba en el primer Quilmes Rock. Fue en el escenario que estaba afuera del estadio de River Plate. Al año siguiente, ya con Pepo Limeres en teclados y con Folklore(2004) en las calles también formarían parte del festival que en esa versión se hizo en cancha de Ferro. Luego de grabar su primer disco en vivo (Para las almas sensibles, 2005) la banda entró en un período más acústico –otra novedad para el grupo en cuanto al género y en cuanto al formato- y grabaron Hoy(2006). Lo presentaron en el ND/Ateneo como su sucesor Los orfebres (2007) donde empezaron a volver a los inicios con un rock más ligado al garage, al punk y al metal sin perder la impronta y las características ya adquiridas como grupo independiente. Un detalle de esos años, son los flyers que los fans coleccionaban. Muchos se repartían a la salida de los shows, otros se encontraban en las últimas páginas de la revista La Mano. Generalmente, uno se enteraba así de los recitales en el ND/Ateneo o en La Trastienda en épocas previas a las redes sociales actuales. Después, lo dicho: con Pez (2010), los últimos dos discos de estudio y ya como trío nuevamente, la banda volvió al rock clásico, duro, sucio, de guitarras distorsionadas; los viejos fans siguieron y los nuevos, se sumaron. Siempre como banda independiente, grabando discos que suben a Internet ellos mismos para bajarse antes de las presentaciones y con artes de tapas más que innovadoras, Pez hace que el formato disco valga la pena. Para completar la colección o para empezar a tenerla. Siempre sus discos son más que meros objetos.

Y uno va, como fue en el año del vigésimo aniversario de la banda a lugares del conurbano bonaerense como Ituzaingó y Laferrere (junto a Él mató a un policía motorizado) para verlos también por fuera del circuito de Capital, donde ya habían presentado su último disco con un gran recital en el Teatro de Flores. Y uno va y se acerca al límite que separaba la semana del fin de semana. Mientras la espera llega a su terminal, la ansiedad por tamaño festejo de la banda preferida y cabecera de toda la vida, uno para y escribe estas líneas. Como una mera excusa para calmar esa ansiedad. O simplemente, para ahora siendo un pez, volver al mar. Viva Pez.




Pez se presenta en el Ciudad Cultural Konex(Sarmiento 3125) este sábado y en Niceto Club (Niceto Vega 5510) este domingo. Los horarios son los siguientes:


Ciudad Cultural Konex: 
18hs-Puerta 
19hs-Futbol
20hs-Pez

Niceto Club: 
19hs-Puerta
20hs-SurOculto
21hs - PEZ


Saqueos en Córdoba y una mirada contextual

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Córdoba vivió un caos. Una ola de saqueos en supermercados, cadenas de electrodomésticos y diversos negocios comenzó en la tarde del martes 3 de diciembre y duraron hasta el mediodía siguiente. El clima social se potenció de antemano ya que la policía se acuarteló como medida de protesta por sus bajos salarios. El saldo: dos muertos y varios heridos. Alrededores dialogó con el periodista cordobés José Fernández para contar con información de primera mano.


Por Luciano Sáliche || @LucianoSaliche || 08-12-2013


Volvieron los saqueos. No fueron como en el 2001 donde existían ollas populares y la tasa de desempleo superaba el 18% pero sin dudas el clima de agitación social se destapó nuevamente. Los comercios bajaron sus persianas pasadas las 8 de la noche del martes y la Municipalidad de Córdoba Capital decidió suspenderel transporte público. Con palos y armas muchos vecinos se pararon frente a la puerta de sus negocios para impedir el ataque de los saqueadores. Entidades empresariales informaron que las pérdidas fueron por un total de 300 millones de pesos.

El periodista radicado en Córdoba, José Fernández, habló con Revista Alrededores y echó luz sobre la situación. En contraposición a los medios de comunicación masiva que estigmatizaron a los saqueadores como delincuentes sin ahondar en el porqué de los hechos y en disonancia con los dichos del gobernador José Manuel De la Sota que habló de una “mano negra”, remarcó el contexto que propició que se dieran los saqueos: “Hay un contexto donde se da un acumulativo por el comportamiento del Gobierno. Por ejemplo, ya van tres meses que los vecinos de Malvinas acampan en la planta de Monsanto y piden mesa de diálogo, y del poder mandan una patota de la UOCRA para romperle la cabeza a los manifestantes. Esta es la respuesta y la forma de hacer política del Gobierno de acá.”

Hasta el momento se confirmaron dos fallecidos. Un joven de 20 años -que recibió un balazo durante un asalto en el barrio Villa Ciudad Evita- y un hombre de 85 años -que murió de un infarto durante un robo en su casa-. Según informó Ramón Mestre, el intendente de Córdoba capital, hubo 110 personas atendidas con heridas de bala. Cuando la Policía se reincorporó arrestó a 96 personas por la ola de saqueos.

La oscura policía cordobesa

La Provincia solicitó la ayuda del Gobierno Nacional debido al acuartelamiento de la policía local y al clima social agitado. Primero Jorge Capitanich –Jefe de Gabinete de la nación- negó el pedido de ayuda, el miércoles 4 por la mañana, y luego, a la tarde, Sergio Berni –Secretario de Seguridad- dio marcha atrás y decidió enviar 2000 gendarmes a Córdoba.

En este sentido, la policía no juega un rol menor ya que además del conflicto salarial que existe hay también una serie de hechos que echan aún más sombra sobre la institución que debiera cuidar a la sociedad civil: el famoso caso de narcoescándalodonde detuvieron a ocho policías y renunció el Jefe de la Policía junto con el Ministro de Seguridad;  el supuesto suicidio de la policía Damaris Roldán; la muerte del también policía Juan Aláos; la muerte de Jorge Reyna en una comisaría de la localidad cordobesa de Capilla del Monte; la represión policial a los manifestantes contra Monsanto en la ciudad de Malvinas Argentinas, entre otros.

El Gobernador ausente

A todo ésto, ¿dónde estaba De la Sota? Supuestamente el Gobernador de Córdoba estaba en Colombia participando –o a punto de paricipar- de una cumbre en la que esperaba reunirse con el ex primer ministro británico Tony Blair. Pero en las redes sociales circuló una foto en la que se lo ve esperando en el aeropuerto de Panamá parapoder tomar su vuelo rumbo a Córdoba. En la imagen el Gobernador está con una bolsa del freeshop y con la misma ropa con la que luego salió a hablarle a los medios horas más tarde.

“Si hay una persona responsable en ésto es él y todo su gabinete”, dijo Fernández, y continuó: “En la estructuración del Estado burgués esto es una República, no es una monarquía. ¿Cómo es posible que si el Gobernador no está, la Vicegobernadora no saliera a operar y desactivar esta bomba que estaba a segundos de explotar?”

¿Quién es el saqueaor realmente?

La unilateralidad con la que actúan los medios de comunicación masiva cuando establecen un solo significadode la palabra saqueo y estigmatizan al saqueador como un delincuente es un aspecto clave para comprender lo que sucedió en Córdoba. Una sociedad donde predomina la tensión frente a las patronales y el Gobierno Provincial no se pone del lado de los trabajadores, donde los índices de inflación han llegado a cifras muy elevadas, donde la desocupaciónazota más fuerte que en el resto del país, no se puede establecer de manera tajante que los saqueadores son ladrones. ¿Por qué justificar un saqueo cuando se roba comida y no cuando es bien de lujo como, por ejemplo, un televisor LCD? ¿No estamos acaso en un capitalismo consumista donde todos buscan tener y luego ostentar? Lo que sucede es que la policía, como brazo armado del Estado que mantiene el control social, disuelve la protesta. Cuando este control social se rompe -como fue a raíz del acuartelamiento de los efectivos-  los que no tienen la posibilidad de acceder a ciertos bienes, y quizás nunca la tendrán, salen a buscarlos. El trasfondo es la miseria social y la marginalidad en la que viven los sectores más vulnerados de Córdoba.

En esta línea, Fernández aseguró que “la sociedad de consumo genera estos fetiches y cuando se retira la policía en una sociedad tan represiva como la cordobesa parecieran que se acabaron las reglas de juego”. Y agregó: “Este sistema se basa en el saqueo de la tierra, el agronegocio, la expulsión de campesinos, la no redistribución de la riqueza que en definitiva es un saqueo al bolsillo de los trabajadores. Hay un contexto donde evidentemente la lógica del saqueo no es patrimonio de los sectores oprimidos de Córdoba; es patrimonio del gobierno de Córdoba que lleva estas políticas y que en todo caso lo que se dio acá es un aspecto bizarro de un laboratorio social en el que participamos dos millones de personas.”

Entrevita completa a José Fernández, gentileza de Una piedra en el zapato:

Ferrobaires dejó a varios pueblos sin tren… hasta nuevo aviso

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La firma interrumpió sorpresivamente un servicio que recorre la zona Oeste de la provincia de Buenos Aires. La CNRT habría desautorizado su continuidad. No hay certeza de la fecha de su restablecimiento. La máquina estaría siendo reacondicionada, pero para el dirigente sindical Edgardo Reynoso Ferrobaires miente.

Por Agustín Ciotti || @agustinc0087 || 08-12-2013


De manera repentina, la empresa Unidad Ejecutora del Programa Ferroviario Provincial (UEPFP) -Ferrobaires- suspendió el lunes pasado el servicio diario del ramal Once-Bragado-Lincoln-Pehuajó de la Línea Sarmiento por tiempo indeterminado. Según informó el sitio web bragadotv.com.ar, la compañía reconoció que la única máquina disponible para prestar el servicio se encuentra en mantenimiento.

El parate del Ferrobaires es el segundo hecho de trascendencia que involucra al tren de la zona oeste de la provincia de Buenos Aires en los últimos dos meses. El otro ocurrió el 18 de octubre pasado, cuando comenzó a operar el tren chino CSR para el recorrido Once-Bragado, pero no a cargo de UEPFP -empresa de nivel provincial-, sino de la Sociedad Operadora Ferroviaria del Estado (SOFSE) -de jurisdicción nacional-, controlada por el ministro del Interior y Transporte de la Nación, Florencio Randazzo.

Desde entonces, el nuevo coche cubre el mismo trayecto que el tren de Ferrobaires, pero realiza un único viaje semanal: los viernes, la ida (Once-Bragado); y los lunes a la madrugada, la vuelta (Bragado-Once). Hasta la semana pasada, ambos servicios funcionaban de manera superpuesta. Ahora, con el coche de Ferrobaires en reparación, el ramal se quedó solamente con el que proporciona la SOFSE, por lo que durante buena parte de la semana no tiene actividad. Como consecuencia de ello, una gran cantidad de pobladores que acostumbran a viajar el resto de los días por el momento no pueden hacerlo.

La decisión de Ferrobaires fue sorpresiva: no existió ningún comunicado público previo a la suspensión ni lo hay aún. El sitio web de la empresa continúa promocionando los supuestos logros de la gestión del interventor, Antonio Maltana, pero no dice nada de la suspensión ni de sus motivos, mucho menos de cuándo se restablecerá el servicio. "No hubo ningún aviso. Incluso yo mismo, que trabajo en el ferrocarril, quise tomarlo el miércoles y me enteré que no salía", afirmó a Revista Alrededores Edgardo Reynoso, delegado de Unión Ferroviaria (UF) en la Línea Sarmiento. El dirigente agregó: "Me tuve que tomar un colectivo de emergencia para poder viajar".

En su momento, el desembarco de la SOFSE al corredor Sarmiento de Ferrobaires había desatado tensiones entre los gobiernos nacional y bonaerense. Los planes de Randazzo obligaron a la firma provincial a modificar su horario de partida de los viernes: de las 18.35, que era el habitual, a las 21.05. Por otra parte, las tarifas de uno y otro servicio colocan a Ferrobaires en una situación desventajosa. El boleto de clase turista del nuevo coche CSR cuesta 65 pesos, mientras que para la misma categoría el de Ferrobaires cuesta 54, pero las condiciones de viaje en este último caso muestran un visible deterioro. “Es demencial tener dos empresas estatales compitiendo en el mismo ramal y en una situación tan desigual. Es una muestra más de la improvisación y la falta de planificación en materia de política ferroviaria”, insistió Reynoso.

De acuerdo con lo que pudo averiguar Revista Alrededores, Ferrobaires debió retirar la máquina de circulación porque la Comisión Nacional para la Regulación del Transporte (CNRT) ya no autorizaba su funcionamiento. La empresa asegura que el coche está siendo reparado en el taller de Remedios de Escalada, pero Reynoso lo niega. “Es una absoluta mentira. No están reparando nada y toda esta incertidumbre lo único que hace es poner en riesgo la estabilidad laboral de muchos compañeros”, sentenció.

Bragadotv.com.ar también informó que la UEPFP estaría estudiando "la necesidad de colocarle (a la máquina) el dispositivo electrónico denominado ‘hombre vivo’ y cámaras de seguridad en los extremos de la formación. También se determinó que las llantas necesitan un recambio, al igual que el sistema de amortiguación", precisamente las medidas que la gestión de Randazzo está implementando en los ferrocarriles del área metropolitana. Ello permitiría sospechar acerca de un posible interés del funcionario, oriundo de la ciudad de Chivilcoy, en desplazar a Ferrobaires en el futuro.

Antes, la SOFSE había agregado el servicio de transbordo Bragado-Lincoln-Realicó (La Pampa), a través de la firma Material Ferroviario S.A (MATERFER) –del polémico empresario Sergio Taselli, ex concesionario de la Línea Roca y procesado por presunta administración fraudulenta de Yacimientos Carboníferos Río Turbio (YCRT)-. Ferrobaires también incluye a la ciudad linqueña entre sus destinos. Al respecto, comentó Reynoso: “Por supuesto que las internas gubernamentales existen, pero no podemos olvidar que la tarea de Ferrobaires ha sido desastrosa. Prácticamente todos sus servicios están parados y en los últimos tiempos sus máquinas han sido desguazadas en los talleres de Maldonado (Bahía Blanca) y hoy nos encontramos con esta realidad”.

La decadencia de Ferrobaires se ha profundizado en tiempos recientes. En febrero de 2011, el gobierno de Daniel Scioli decidió su intervención luego de la Tragedia de San Miguel, en la que murieron 4 personas y más de 100 resultaron heridas, producto de un choque entre un tren de la empresa, que viajaba hacia Retiro desde la ciudad de Junín, y otro de la Línea San Martín que circulaba en dirección Retiro-José C. Paz. A principios de este año, el servicio económico Constitución-Mar del Plata fue suspendido, después de que en uno de sus viajes de regreso el coche quedara varado toda la noche en la localidad de Brandsen. Sucedió el 10 de enero.

El sátiro inglés

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Se cumple un nuevo aniversario de la muerte de Thomas de Quincey. Este extraordinario escritor inglés fallece el 8 de diciembre de 1859 dejando todo un legado literario. Confeso adicto al opio, profundo admirador de Emmanuel Kant y discípulo de Samuel Taylor Coleridge, repasamos la vida y obra de uno de los mejores prosistas del Siglo XIX.


Por Adolfo Franciso Oteiza || @FitoOteiza|| 08-12-2013


"En mi vida he intentado ningún asesinato, excepto en el año 1801; este asesinato acabó de un modo distinto a como hubiera yo deseado. Confieso que mi objeto era un asesinato franco. Sumper ego auditor tantum?, decía yo, nunquiamne reponam?, y bajé las escaleras en busca del gato...,". Este extracto Del asesinato considerado como una de las Bellas Artes (1827), de Thomas De Quincey, bien se puede confundir con algún texto perdido de Oscar Wilde o Edgar Allan Poe, o una hilaridad de noche de martes del negro Dolina. Tal es la influencia de De Quincey.

Nace el 15 de agosto de 1785, bajo la estrella de un acaudalado comerciante de Manchester, pero para desgracia de su herencia tiene que contar con 7 hermanos.

De instrucción precoz, a sus 13 años de edad ya lee y habla el griego y el latín con tal fluidez que un profesor del joven Thomas dice: "He aquí uno que podría arengar a una muchedumbre ateniense mejor que yo o usted a un público inglés".

Es en sus años de estudiante en Oxford cuando se inicia con el láudano, droga que, por experimentación, lo acompaña el resto de su vida, prefigurando a los llamados "poetas malditos", la "Generación Beat" y al hippismo. El ingreso al opio es tan accidental como medicinal: Una noche siente un fuerte dolor de muelas que adjudica a la interrupción de la práctica de lavarse la cabeza con agua fría. Salta de la cama, hunde la cabeza en una palangana y se duerme con el cabello mojado. Al otro día se despierta con dolores reumáticos en la cabeza y en la cara. Tras veinte días de agonía sale a la calle donde encuentra a un conocido de la universidad que le recomienda el opio. En Confesiones de un opiómano inglés (1822) se exalta en tono patético: "¡Opio! ¡Temible agente de placeres y sufrimientos inimaginables! Había oído hablar del opio como del maná o la ambrosía pero nada más. ¡Qué poco sentido tenía entonces su nombre! ¡Qué solemnes acordes hace resonar ahora en mi alma! ¡Cómo se estremece el corazón con recuerdos amargos y felices!".

William Burroughs, autor de Yonqui (1953) y El almuerzo desnudo (1959), dice al respecto: “el primero y el mejor libro acerca de la adicción a las drogas (...) Ningún otro autor desde entonces ha brindado una descripción tan completamente analítica de lo que es ser un junky desde el primer uso hasta los efectos de la abstinencia”.

Infatigable lector de Kant, escribe Los últimos días de Emmanuel Kant (1827). En él, basado en las memorias del amanuense Wasianski (discípulo del filósofo y acompañante hasta el fin de sus días), detalla el carácter flemático y metódico de los años de lucidez del creador de la filosofía trascendental, como el lento decaimiento de salud del genio de Königsberg.

En su Introducción a la literatura inglesa (1965), Borges, comenta: "Intentó, y muchas veces logró, como Sir Thomas Browne, una prosa tan poética como el verso. Sus delicados e intrincados párrafos se abren como catedrales de música. Pequeño, frágil y singularmente cortés, su imagen perdura en la memoria de los hombres como la de un personaje de la ficción, no de la realidad".

Siendo discípulo del poeta Samuel Taylor Coleridge, se puede alcanzar a decir que pertenece a la escuela Romántica, pero afirmarlo sería, además de una injusticia, una imprudencia, si se tiene en cuenta la influencia de sus textos tanto en el modernismo de Poe, como en el decadentismo y los simbolistas de la segunda mitad del Siglo XIX.

Leer a De Quincey en la actualidad es una tarea de sumo agrado pero tan dificultosa como alcanzar su prosa. No es un autor fácil de hallar en el mercado quitando Confesiones... y Los últimos días de Emmanuel Kant. Para los hispanoparlantes, sus ensayos, cargados de humor y rigor científico, de prosa delicada e inteligencia griega y con un manejo del absurdo alcanzado por pocos, aún descansan desgraciadamente en el olvido.

Con tintes irónicos; gracia indecible y, por qué no, un poco de conservadurismo y maleficencia, cuando abrimos las páginas de Thomas De Quincey entramos en la increíble aventura de un excéntrico, considerado por la crítica especializada como uno de los mejores prosistas del Siglo XIX.

Los verdaderos sonidos de los 20 años de Pez

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La banda de Ariel Minimal, Fósforo García y Franco Salvador festejó sus 20 años de historia con dos brillantes fechas en un fin de semana cargado de emociones



Por Gonzalo Penas | @gonzapenas | 10/12/13
Fotos: Jesica Giacobbe | @chechiyaco


Había clima de fiesta. Pero esas fiestas que se viven con el alma y segundo a segundo. Casi como ir a la cancha pero no por el ritual, que tantas veces se comparó a los conciertos de rock y que nada tiene que ver con esta historia. Sino por lo que se observaba por la calle Sarmiento al 3100 cerca de las 18 del sábado 7 de diciembre. Gente que se encontraba frente al siempre tan bello Centro Cultural Konex, amigos de toda la vida, amigos que se hicieron, mucho de ellos, por seguir a la banda que unas horas después comenzará –porque seguirá el domingo en Niceto- a festejar sus 20 años de trayectoria. Cervezas que servían para refrescar los casi 40° grados de térmica que hacían en la capital porteña, caminatas hasta el “chino” de la vuelta para dejar envases y retirar otros y así hasta que la puerta se abrió y fue el tiempo de ir directo al kiosquito para comprar remeras, calcomanías, los discos que faltaban para completar la colección y el nuevo DVD, Psicodelicia, grabado 364 días antes en El Teatro de Flores. Después de tanta ansiedad en los fans, después de tanto soportar la semana que no pasaba, había llegado la hora de empezar los festejos: Pez y sus 20 años.

No pasó mucho tiempo para que Fútbol –la banda de Federico Terranova, Juan Pablo Gambarini y Santiago Douton- comenzara lo que sería su festejo. Porque ellos, en los 20 de Pez, cumplieron sus 10 años. Tocaron los clásicos que ya eran más que bien recibidos por el público que en gran parte también había ido bastante temprano para verlos a ellos. Luego de un set de 40 minutos, con el Konex colmado y con entradas agotadas tres semanas antes, se presentía que con una puntualidad que nadie imaginaba iba a subir Pez al escenario. Y así fue. A las 20, Ariel Minimal, Alejandro “Alez” Barbieri en bajo y Pablo “Poli” Barbieri en batería, salieron a escena. Sí, la primera formación de la banda. La que grabó Cabeza(1993), primer disco del grupo. “Hace 40 años que nos conocemos y más de 30 que hacemos música juntos” dirá Minimal tanto el sábado como el domingo, tan emocionado como sus compañeros. Como el inicio de su historia discográfica, el festejo empezó con “Rompe el alba” pegada de “Lo que se ve no es lo real”. Le siguió la primera perlita de la tarde/noche, que no será la única, “Talismán”. El público, tolerando el calor que dejaba el sol que se iba escondiendo, dando paso a una luna hermosa que acompañará la velada como una espectadora más, no pudo controlar la energía con la que empezó el recital y pogueaba en todos los sectores del lugar. En “Monstruo” (en realidad “Rompo tu piel de asno”) se podía observar las ganas que le pusieron los viejos integrantes. Como una deuda o simplemente como voluntad de querer y sentir ese “estar ahí”. Como si los años no hubieran pasado. “Poli” le pegaba a la batería como un músico grunge, todo era una verdadera fiesta. Inmejorable. Porque –hablando de sorpresas- ese set terminó con “… y el barco se llama Ganga Yamuna” –tan perfecta como inesperada- y dio lugar al segundo capítulo de esta historia.  




En el primer cambio de integrantes, se subieron al escenario Franco Salvador en batería e Iris Auteri, bajista en la época de Quemado (1996). Aplausos para ella que se cargó el bajo para interpretar “Fuerza”, “Corazón Coraza”, la hermosa “Lo que cuenta” y “¿Rindiéndole cuentas a quién?”. No había respiro ni en el set list ni en los fans de la banda, que empezaban a estar exhaustos y sin aire de tanto saltar y abrazarse entre ellos por las sorpresas y por las canciones que no daban tregua. Tanto el sábado como el domingo, ella se despidió de la misma forma: tirando besos; a los integrantes de la banda y al público que no dejaba de ovacionarla. Los años no habían pasado. No parecían haber pasado. O sí, pero no en las cuerdas de ese bajo que sonó igual que hace 17 años. La etapa más punk de la banda no terminaría en esa despedida. Porque, además de Fósforo García, actual bajista, el que ingresó fue Pablo Puntoriero (en saxo) para interpretar “Haciendo real el sueño imposible” (el domingo para esa canción también se sumaría Leopoldo “Pepo” Limeres en teclados, en lo que sería el único pequeño cambio de la lista en cuanto a la parte del show con invitados) y todo fue como en el año 2000. Hasta el recitado de Hernán “Seco” en la mitad de la canción. Perfección. Es la palabra –la única- que le cabe a ese momento.

Con la incorporación del tecladista Juan Salese, llegó el tiempo de otro capítulo: el de Convivencia Sagrada (2001).  “¡Ma questo no e vino! ¡e aqua! ¡e aqua!" se escuchó el grito de “Vientodestino en vidamar”. Franco explicó que ese grito lo hacía su abuelo, cuando después de varias copas de vino trataban de engañarlo con un vaso de agua para que dejara de tomar alcohol. Obviamente, el nono se daba cuenta y gritaba esa frase que aparece en ese excelente tema que sirvió para poner la piel de pollo de varios –viejos- fans y para descansar un poco de tanta agitación. Tiempo para cantar con los ojos llenos de lágrimas, de sacar alguna foto, de retratar y atesorar ese preciso instante. Lo mismo para “Sol, un fantasma en la ciudad” y “El cantor”. Con la salida de Puntoriero, llegó otro cambio de formación. “A ver las viuditas” mencionó Minimal para presentar a Pepo Limeres –quien se fue de la banda a comienzos de este año- y la ovación se hizo oír en todo el Konex. Con él y Ernesto Romeo en el órgano, repasaron Folklore (2004). Con la noche plena y una inmensa luna que iluminaba –la misma a la que en “Respeto” le piden “un poco más de inspiración”- la banda tocó no solo el tema que cierra el disco sino también “Por siempre”, Maldición (subido a la web días antes desde el mismísimo ensayo para estos festejos) y “Sus alas no vuelan, ya no puede volar”. Tremenda versión para semejante momento. Para disfrutar con los ojos cerrados; para que los sonidos entren por los oídos y recorran todo el cuerpo, el pecho, los brazos, las piernas, la cabeza -¿los recuerdos?- y todo sea mágico, como se lo imaginaba. De ahí tanta ansiedad.


Sin Romeo, quedó en escena el grupo como lo era hasta el año pasado. “Bettie al desierto” y una maravillosa versión de “Al espacio” –dedicada a los hijos de todos los integrantes- fueron los homenajes a Hoy (2006). Será el último espacio para estar quieto. Para cerrar el set con Pepo, “Los orfebres” fue el tema elegido y de ahí hasta el final, una vez más el pogo, los saltos; el regreso a las cavernas de la banda. Con el trío actual, hubo unos minutos para darle lugar a los últimos dos discos: “De cómo el hombre perdió” de Volviendo a las cavernas (2011) y “Os garcas” pegada a “La madre de todas las artes” de Nueva era, viejas mañas (2013). Ese fue el final del orden establecido para pasar por toda la discografía de la banda. Pero aun quedaba más. Para terminar, hubo un pequeño show de Pez como si estuviese por fuera de los festejos. O no tanto. Porque si bien “Desde el viento en la montaña hasta la espuma del mar” fue bien recibida por el público, más aun lo fue “Ahogarme” y “El desengaño”, que recordaron el disco Pez (1998), con un incontrolable pogo con mosh incluido. Sí, mosh en un recital de Pez. Mosh que asustó a los de seguridad del Konex y cuando una persona cayó del otro lado de la valla, comenzaron a empujarlo. Minimal cortó el tema y les avisó –les enseñó- que todo esto era un recital de rock y que la gente suele rodar por la cabeza del público y caer cerca del escenario; que no por eso había que golpearlo. “Somos gente del rock, no terroristas”, exclamó antes de volver a comenzar el tema. Se acercaba el final. Un poco de descanso con “La estética del resentimiento” y el cierre del show con la eléctrica Gala (como en Viva Pez, 2010), “Último acto”, “Introducción-Declaración-Adivinanza” y “Los verdaderos sonidos de la libertad”. Un final mucho más ligado a los últimos recitales de Pez. A nadie le molestó. Todo lo contrario. El público, sudoroso, cansado y agotado ponía rojas sus manos de tanto aplaudir. Mientras, las luces se encendían, el público pasaba a buscar el poster comprado antes del show o salía del Konex jugando a pisar -saltando y agarrados de la mano- los vasos de plástico que estaban desparramados por el piso del lugar. Llamó un poco la atención que los integrantes se fueran tan rápido después del último tema. Se fueron casi sin saludar. El domingo, Minimal explicaría que a ellos no les gusta quedarse muchos minutos recibiendo aplausos y halagos. Que ellos nunca están del todo contentos. Y Franco declararía que son por naturaleza “amargos” para esa clase de cosas. Pero todo eso es parte del último capítulo de esta historia.

El segundo día de los festejos empezó distinto de por sí. Al sol y al cielo celeste del sábado, se le sumaron nubes bien negras y algunas gotas con las que el público entró a Niceto. El calor acompañó de la misma forma que el día anterior. A tal punto que al terminar el recital de Sur Oculto –los invitados para esta fecha- ya se empezaron a observar los primeros desmayos. Más allá de eso, y con el lugar repleto, el set de Pez fue idéntico al de la primera fecha en los temas en donde había algún invitado. Pero cuando Pepo se retiró, la lista que la banda tenía armada empezó a sufrir cambios. ¿Los motivos? Que Minimal –mucho más suelto que el primer día- se aburrió y empezó a preguntarle a los fans qué querían escuchar. De esta forma, la primera canción que tocaron cuando se quedaron en el formato actual fue “Despierto a un tiempo de luz”. Le siguió “Gala” –tan eléctrica como el sábado- y otra canción a pedido: “El hombre al que nada perturba”. Joyita del primer disco. Perlita que nadie esperaba. Recién después tocaron “Desde el viento en la montaña…” y los mismos tres temas de los últimos discos que habían tocado el sábado. Cuanto todo parecía terminar igual que el recital del Konex, volvieron los pedidos y Pez cumplió. A “Vamos” se le sumó “Cassette” (pedida por el propio Franco, quien además de tocar la batería, canta ese tema) y también “El cuerpo es un momento”, que junto a “Ahogarme” y “El desengaño” llegaron para regalarle “temas del tercer disco” como había pedido alguien a los gritos desde el público. Y si de pedidos se trata, varios pedían “Cabeza de departamento”. No la iban a tocar pero el grupo decidió hacerla igual porque “es una canción que habla mal de nosotros los porteños. No la podemos tocar en Córdoba, solo la podemos hacer acá. Así que, hagámosla igual y que salga como salga” sentenció Minimal. Pogo en todo Niceto con lo que quedaba de fuerzas en una noche por demás calurosa. Las últimas tres sí fueron las mismas que en la primera fecha: “Último acto”, “Introducción-Declaración-Adivinanza” que ambos días tuvo en voz a “Poli”, solo que el domingo no podía cantar de la afonía que tenía, y “Los verdaderos sonidos de la libertad”. Como cierra su último disco. Como marcando el punto final de los festejos. Como dejando los puntos suspensivos para el futuro que vendrá. Y se caía Niceto de los aplausos. Y se inundaba de sudor del público, que casi la mitad –a juzgar por las manos levantadas ante la pregunta de Franco de quién había repetido en el festejo- pudo disfrutar los dos días, con dos shows emocionantes y con el repaso de los 20 años de su banda favorita. Afuera, el aire y las calles empapadas, avisaban que había llovido durante el recital. Ya no estaba el calor de ambos días. Era el tiempo de disfrutar de una leve brisa, ideal para refrescarse y caminar, rememorar cada tema, abrazarse un buen rato sin importar transpiración alguna y gritar una vez más: ¡Viva Pez!




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