En Wikipedia, el concepto de “Mash up” cuenta con la herramienta “Desambiguación” para casos de múltiples entradas: un tipo de aplicación web híbrida, una técnica de producción musical también llamada “Bastard pop” o una mezcla hecha por un Dj. Pero en el reducto del under porteño, un grupo de artistas explora otro sentido. Tras la movida del ciclo “Sucede”, se estrenó “Welcome home”, en La Oreja Negra ¿Qué hay de nuevo en la viña del Mash-up? Veamos.
Por Yael Tejero || @YaelTejero || 12-11-2013
Fotografía: Rosario Palma
Welcome home
Dirección: Sagrado Sebakis
Con: Mariana Bugallo, Andy Sakkal, Eric Mandarina, Nanu Nanu, Noelia Prietto, Anabel Fasanelli, Srta. Bimbo Contrabajo: Fernando Maximiliano Posse
Asistencia: Luzila Bucari
Video y Luces: Tomás Larrinaga & Emiliano Romero
Escenografía: Leonel Tribilisi
Gráfica: Eric Robinson
La Oreja Negra | Uriarte 1271
Domingos 21 horas | Entrada: $30-
Pensar por fuera de lo que existe…
Cuando un grupo de jóvenes del espacio Pachamama decidieron dar cohesión a sus productos -poesía oral, performance, música, danza y videos- irrumpieron con un género nuevo. Y como todo eso realmente aconteció, estasuerte de “Mash-up” de cosas se apodó “Sucede”. Inquietos, decidieron que nada iba a sucedercon la misma fórmula y establecieron que cada domingo estrenarían una nueva combinación de números. Arrancaron en El Matienzo pero en breve llegaron a Casa Brandon y de ahí a La Oreja Negra; la cosa se viralizó. Mientras los artistas lograban descubrir el sentido de lo que hacían, el Sucede, como se lo apodó coloquialmente, logró una convocatoria de casi 300 personas por función y de golpe, en su mayor esplendor, se fue de vacaciones. “No sabemos muy bien qué significa eso”, dice Mariana Bugallo, una de las artistas más carismáticas de este colectivo de artistas, refiriéndose a la pausa del ciclo. Casi dos meses después de este interludio, una nueva convocatoria se escurre entre las redes sociales: Welcome home, de Sagrado Sebakis (Sebastián Kirzner), quien fuera también el director de Sucede. ¿Qué es realmente un Mash-up? Si se define por combinar elementos de distintos lenguajes, ¿cómo pensarlo por fuera del formato del “Sucede”? Es una pregunta mucho más trascendental de lo que parece, porque es pensar por fuera de lo que existe. Si en la variedad está el género, es cuestión de abarcarla para conocerlo.
Un Mash-up de cosas
El escenario de La Oreja Negra es bastante alto. Pero la distancia se salva desde varias perspectivas: las mesas para los que pueden cenar, las gradas para los que no, y un entrepiso para caretearla sin consumición. Desde ahí, se obtiene un buen panorama. Fundamental. Porque el lenguaje del Mash-up busca explorar todo rincón del recinto y hacerlo parte de la performance: las escaleras, la pared, el centro del sector de cerveceros. Nada nuevo en la historia del teatro. El espacio vacío, diría Peter Brook. Pero he aquí que el sitio no está vacío sino que estamos nosotros, el público, integrándonos a cualquier otro elemento del Mash-up. Cualquiera que tenga muchos domingos del ciclo Sucedeen su haber, habrá vivenciado experiencias de un tenor entre bizarro y conmovedor: una fiesta “menemista” con toma de rehenes que culminó con casi doscientos treintañeros cantando Fuga y misterio frente al video del funeral de Neustadt o una polvareda de la que emergió el joven manos de poemas (performance interpretada por Ale Berón Díaz). El lenguaje de la poesía oral y el del cuerpo fusionados con la aplicación. Y en el medio, uno mismo.
Aquí y ahora, “Welcome home”
El preludio consiste en pasar videos de música pseudo trance a oscuras mientras los ninjas ubican a la gente en sus sitios. En el Sucede lo que veíamos en pantalla iba desde lo grotesco hasta lo bizarro pop: Tómbola de Marisol, la niña actriz de la España franquista o un video porno de obesos enmantecados. La entrada en calor en sintonía introspectiva es para todos: ellos (los artistas) y nosotros espectadores. Mientras todo esto ocurre en la pared de la izquierda, al frente ya hay escenografía con actores incluidos y petrificados. Un ataúd yace en el centro. A su derecha, un cuadro con motivos urbanos de la artista Alejandra Alonso. Una red como velo que nos separa del féretro. Un candelabro de velas eléctricas rojas en cápsulas con forma de havanets iluminan la red, también roja. Al costado, bajo la proyección, Mariana Bugallo coloca un atril anunciando así que en ese sector también habrá voces. La suya, para empezar, que recita poesía con notable destreza en sus modulaciones. La iluminación se proyecta sobre el escenario y entonces Andy Sakkal, que maneja a la perfección el registro del doblaje, arranca con un breve parlamento y una pregunta: “¿Qué género es este? ¿Ya lo decidimos?”. Confirmación de una sospecha colectiva: lo que estamos viendo no tiene aún el verdadero bautismo ontológico contemporáneo, a saber, la entrada en Wikipedia. Y eso lo hace más interesante.
Poemas recitados sobre el contrabajo de Fernando Posse; videopoesía con actuación de Nanu Nanu y Éric Mandarina perdidos en complejos habitacionales o aeropuertos de colores grises y placas con prosas que comienzan a perder definición bajo la técnica del glitch: todo se fusiona dando otro valor a cada uno de esos elementos. Leonel Tribilsi, escenógrafo, sugiere que eso es parte del leit-motiv de la obra: una analogía entre ese efecto y la vida posmoderna y glitcheada. ¿Todo ese conjunto de imágenes serán acaso el corifeo que hilvana las cuatro escenas trágicómicas más cohesivas del Mash-up? En la primera, una mujer vestida de etiqueta (Noelia Prietto) sale del ataúd y se encuentra con su par (Mariana Bugallo). Comienza lo dialógico, en donde tomarán parte también Srta. Bimbo Godoy (que también recita) y Anabel Fasanelli (que actúa y baila). De golpe, el desprevenido que puso “asistiré” al evento de Facebook sin antes leer el flyer, se da cuenta de que Welcome home es una reelaboración de Esperando a Godot. Primera inversión interesante: ¿Quiénes lo esperan? Dos mujeres. Welcome home no tiene una narración lineal. Y si el teatro del absurdo rompió con cierta lógica del lenguaje, ¿qué pretender de la revisitación a ese subgénero dramático? ¿Lo absurdo al cuadrado? ¿Es el absurdo mesurable? Mariana comenta: “No sé si se hizo esto de romper las pelotas con Becket. Supongo que los grandes como él se sentirían mucho mejor de ser bastardeados que respetados. Querés que venga alguien que le dé una lectura nueva. La espera como sistema es muy potente. Aguardar una y otra vez algo que no llega, es alienante. Y el resto de los textos también tienen una conexión desde la angustia.” Así que la espera se resignifica: ahora es Becket el que aguarda su relectura, a quien los artistas le dan el Welcome home y encima en el formato del Mash-up. Para pensar: ¿Qué aporta al teatro del absurdo este lenguaje interactivo y plural?
El timing de una obra basada en la espera no puede ser algo menor. Y funciona perfecto gracias a la asistencia de Luzila Bucari, los videos y las luces de Tomás Larrinaga, la filmación de Emiliano Romero, la escenografía de Leonel Tribilsi y la gráfica de Éric Robinson. Sebakis, capaz de tirarse encima un sachet de leche en público para dar comienzo al Sucede, en Welcome home, no aparece en escena. O por lo menos en las primeras versiones del Mash-up, porque se sabe, este colectivo de artistas nunca se cansa de reelabora, reeditar, reinterpretar, remontar o resignificar, su propio trabajo. Sebakis, ¿será Godot?
La espera termina. Algunos de los artistas se reúnen en la entrada. El ataúd en posición vertical escolta al escenógrafo, quien trata de calmar el susto que genera su imagen fúnebre. Recibe un llamado. Es el encargado del centro cultural al que pertenece el cajón: “¿Cómo que no lo devolví? Si me dijeron que lo tenga mientras dure el espectáculo…” La tapa yace sobre la vereda de la calle Uriarte, mientras otro asistente pone plasticola a los vértices de las paredes laterales. El equipo entra en moratoria con el centro cultural: “Ahora no podremos usarlo para cargar utilería.” Qué importa. Están consolidando un género. Al diablo con el cajón.