
Daniel – 26 años
Estábamos fumando marihuana con dos amigos en la plaza 20 de Febrero, de pronto aparecen dos policías porque al lado nuestro había menores de edad tomando alcohol. Cuando los revisan a ellos, los borregos se enojan porque no nos requisan a nosotros, los más grandes.
Uno de mis amigos le propone a un oficial que, si la problemática era no dejarlos en evidencia de un mal accionar policial frente a los menores, subamos a la patrulla, diéramos unas vueltas y bajáramos.
El hombre de uniforme azul acepta la idea, pero su compañero de patrulla se niega, acusando que había cámaras de seguridad en el trayecto entre el espacio verde y la comisaría.
Cuando nos van a revisar, el tipo pregunta si teníamos algo, aludiendo a alguna sustancia prohibida. Luego de registrarme, le decimos que sí porque ya lo iban a revisar al pibe que tenía el kit del porrero. Era imposible de zafar. Dicho y hecho, encuentran ese algo y nos llevan a los tres a la comisaría, dos de nosotros en calidad de testigos.
Al llegar a la comisaría, aumenta el delirio. Con un amigo, que teníamos capuchas negras, jodíamos con que éramos los “Abuelos de Plaza 20 de febrero”, parodiando cómicamente a las Abuelas de Plaza de Mayo, y dábamos vueltas alrededor de un mástil frente a la central policial. Los efectivos miraban, pero sabíamos que no nos podían decir nada, así que continuamos el delirio.
Al ingresar a la casa de La Ley, comienza nuestra declaración. Estábamos re locos y hasta entablamos una conversación muy amistosa con dos jóvenes policías veinteañeras. Risa va, risa viene. No hubo levante, sin embargo, acrecentó la anécdota. Al salir, fuimos a una fiesta. En la billetera, que queda como pertenencia de uno de nosotros, conservábamos una pepa que clavamos ahí.
Santiago – 24 años
La primera vez q fui preso fue en el año 2006, tenía 18 años. Típico de adolescente, con mis amigos teníamos pica con un grupo de amigos de otro colegio.
En Chivilcoy todas las escuelas, en el último año hacen Velada: Es un show de fin de año que se acostumbraba a hacer en un teatro con grandes escenografías, sketch e imitaciones de música. Cada escuela alquila un galpón para trabajar en el show durante todo el año. El colegio no se hace cargo, lo pagábamos los chicos que hacíamos velada.
Bueno, una noche de semana fuimos a cascotear el galpón de los chicos con los que teníamos pica. Cascotear el galpón enemigo es una tradición. No tuvimos esa suerte, ya q ni bien llegamos se escucharon sirenas de la policía, y empezamos a correr. A 2 cuadras del lugar mis amigos doblaron hacia la derecha, yo q venia ultimo doble a la izquierda. Arrepentido de haberlos dejado a mis amigos solos volví a buscarlos.
De repente veo la camioneta de la policía q venía a pocos metros. Lo primero q hice fue tirarme a un terreno baldío, donde en el salto pierdo la zapatilla derecha, y caigo cerca de un amigo. Obviamente la policía me vio, nos redujo y agarro a 8 amigos míos q estaban escondidos en ese terreno; sin querer los vendí. Nos llevaron a la comisaria, donde nos chicanearon y cargaron, ni hablar de mí que no tenía una zapatilla sola.
Los más gracioso sucedió cuando un policía me dice que firme en una hoja “y abajo también”. Yo interpreté sus palabras textualmente: en la hoja puse dos firmas, una arriba de la otra. Pero en realidad debería haber firmado en la hoja que estaba debajo de la misma. Mientras los policías me deliraban, mis amigos se descostillaban de la risa.
Luego de 4 hs, vino mi padre a buscarme. Estaba muy enojado y más cuando me vio sin una zapatilla, pero sabía que era una macana de adolescente, la que no estaba contenta es mi mamá, pero eso es otra historia.
Victoria - 24 años
La primera vez que caí en cana fue un hecho muy graciosos que lo recuerdo con alegría. Vivo en un pueblo pequeño y con mis amigos nos juntamos una tarde a tomar mate en una casa abandonada. Nos pasamos toda la tarde ahí charlando entre todos hasta que de repente nos asustamos al ver que venía la policía.
Los vecinos nos habían denunciado por escuchar ruidos molestos y se asustaron porque sabían que allí no vivía nadie, temieron que fuéramos una especie de okupas.
Cuando la policía llegó nos cargó a todos en el patrullero, íbamos todos en la parte de atrás de la camioneta cantando y gritando re contentos y hasta le pedimos a los policías que nos lleven a dar una vuelta por el pueblo. Cosa que obviamente se negaron.
La alegría duró hasta que uno a uno caían nuestros padres a retirarnos ya que éramos todos menores de edad
Contanos… ¿Alguna vez caíste en cana? ¿Cómo fue?