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“La literatura debe proponer algo más que un goce estético”

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Carlos Godoy nació en Córdoba en 1983. Estudió Letras en la Universidad Nacional de Córdoba. Publicó varios poemarios como Prendas, Temporada de vizcachas, Paritarias + Soy la decepción. Recientemente, se publicó un libro de cuentos, Can Solar y se reeditó Escolástica Peronista Ilustrada. Además escribe en varios medios periodísticos y dicta clases de literatura.



Por Luciano Sáliche || @LucianoSaliche || 13-08-2013 
Ilustración a cargo de Julián Chab || @ChabJulian 

Carlos Godoy andaba por Congreso así que mi casa fue el lugar de encuentro para la entrevista. “Cerveza no porque me cago de frío; con un vaso de agua estoy bien”, dijo. Sacó de su mochilaSugar blueberry, sugar blueberry, su primera novela y me la regaló. Prendí el grabador y nos pusimos a conversar. Se despeinaba los pelos de la nuca al terminar alguna respuesta extensa y miraba por la ventana en cada reflexión. Con la puteada fácil y un acento provinciano, apenas cordobés, habló de sus obsesiones, su proyectos y su mirada literaria.

Si la literatura tuviera un rol social que cumplir, ¿cuál creés que sería?

Es una pregunta que hace mucho no me la hago pero que me la hice siempre. Escribo desde los 15 años. Creo que primero hay que pensar el concepto de arte. El arte por naturaleza es básicamente un adorno, no tiene una utilidad en un principio. Después aparecen cuestiones como la vanguardia, el arte ruso, el leninista que está vinculado a la política y a una realidad social. La función que debe tener la literatura es ayudar a pensar. Proponer algo más que un goce estético. Sobre todo la literatura porque un cuadro puede estar increíble, te puede volar la cabeza pero es sólo un goce estético pero la literatura te tiene que hacer pensar en el sentido más elemental y literal del concepto: proponer una nueva forma de ver las cosas. Me parece que la literatura, por lo menos como la leo yo, no es para otros escritores. Hace poco el turco Asís dijo algo que está bueno, fue en una entrevista que le hicieron en InrockuptiblesDijo “los últimos 10 años de literatura hicieron mierda al lector” porque son un montón de chicanas entre autores, se pelean entre ellos y dejan afuera al lector que no tiene por qué saber. Por ejemplo cómo posicionarse frente a [César] Aira -o, por el contrario, atacarlo- o [Guillermo] Piro en contra de no sé quién. Un montón de pelotudeces que finalmente no le hacen bien al campo literario. Lo que hay que hacer es seducir al lector. Para mí la función de la literatura pasa por hacer pensar pero hacer pensar a un lector, generar una especie de empatía, no necesariamente fomentar la escritura.

Bueno, justamente en Escolástica, hay un verso donde planteás que la poesía de los 90 es peronista  y la poesía del 2000 es menemista…

Lo que estaba tratando de decir en un punto era que la poesía en los noventa adquiere un tono, un concepto muy popular, no desde un punto de vista político sino popular de llegada a la gente, de público. La poesía de los noventa era muy apolítica pero llegaba mucho a la gente, era como un paraíso de limpieza política. Y esa antipolítica generó al peronismo. Esa es mi lectura, se puede discutir desde un montón de lugares. Y la poesía que sigue a la de los noventa se queda con el gesto de esos años que si bien se acerca al público, las estrategias que utiliza son muy pelotudas: mucho snobismo, mucha literatura gay, la antiliteratura en el sentido de no pensar lo que se está escribiendo y ser espontáneo, naif y natural. Y me parece que lo que hace la poesía posnoventa es apropiarse de todos esos gestos vacuos y frívolos, por lo menos para mí, que son esencialmente de la cultura menemista.

Leyendo la Escolástica, la cual primero la publicaste en un blog, se me hacía la imagen de que cada verso podía ser un tuit con mucha fuerza, muy retuiteable, típico de un tuitstar. ¿Cómo influyó la lógica de internet en este poemario?

Hay un libro que fue muy famoso el año pasado que hizo mucho ruido, La soledad del lectorde [David] Markson y son frases que te tira data y hace como una especie de crítica pero es biográfico y estético. Son frasesitas, es un libro de los ochenta y es la lógica de Twitter. Yo creo que la Escolástica es eso también. Igual son cosas que pasan, no me considero un adelantado y a Markson tampoco. Era una época de blogs aunque los blogs no son tan fragmentarios. La lógica de blogs es eso [señala la novela Sugar blueberry, sugar blueberry que reeditó Nulú Bonsái este año]. Esa novelita es la programatividad de la escritura de blog. Escolástica es microblog, mucho más chiquito. Creo que tiene como un poco esa lógica.
Al final no fui porque tuve un par de problemas pero iba a ir a Santa Fe a dar una clínica, me había armado todo el programa para a trabajar la idea del apocalipsis generacional que es una idea que me obsesiona mucho. Y la idea era darla a partir de los libros míos trabajando la escritura fragmentaria, la escritura 2.0 por ponerle un nombre y a la Escolástica la ponía en ese lugar y a la obra de Markson también.

Y ya que mencionás la palabra apocalipsis, hace poco hiciste una antología del cuento Zombie. Tanto los zombies como el fin del mundo y el fin de la especie son una temática que aparece mucho en nuestro tiempo. La idea del caos. ¿Cómo ves esta nueva tendencia?

Sí, se armó algo así. Hay como una búsqueda estética del apocalipsis. Yo al punto cero lo pongo en Lost y me gusta como lo plantea, es lo más serio, lo más entretenido estéticamente, lo que más se la banca. Pero fuera de eso yo tengo como dos obsesiones: una es la idea de la novela social que acá se dice la novela nacional que es como un concepto muy norteameicano, la novela que retrata la década. Uno de los autores que más me interesa y que no se le da nada de bola es Gustavo Ferreyra. El tipo hace eso, no se consigue nada del chabón. Lo único que se consigue ahora es Dóberman que se la publicó en Editorial Planeta. El tipo toma una década y la analiza a través de los personajes buscando la novela social. No hay muchos autores argentinos que estén pensando eso. Yo ahora estoy escribiendo una trilogía sobre Malvinas. A mí me parece que el tema más profundo de la identidad argentina es la patria porque no la tenemos. Y la Guerra de Malvinas es un eje para trabajar un poco eso porque es el último evento patriótico.
Y el otro tema que me obsesiona mucho es el del apocalipsis generacional. Si bien hay un momento de búsqueda, del uso de la palabra y del caos -los que vivimos en Buenos Aires lo vemos, está lleno de autos y pasan cosas raras- los autores que me gustan a mí y que me parecen potentes son los que se sumergen en el apocalipsis generacional. En algunos es la locura, en otros es la guita, en Kafka es la opresión de la burocracia. Muchas veces es más autónomo. Generalmente se puede ver un grupo de autores que tiene un rasgo común etáreo. El mío fue la crisis del 2001.

En el cuento Final de Anatomía de tu libro Can Solar, hay un párrafo donde planteás el miedo a partir de dos realidades. Salir sólo de noche en la ciudad y el miedo a que te asalten o te violen y salir sólo en el medio del campo y tenerle miedo a los desconocido, a lo sobrenatural. ¿Cómo pensás esta dualidad campo-ciudad?

Esa es como una gran obsesión y un eje con el que se puede leer casi todos mis cuentos. Can Solar eran seis cuentos, tres de la ciudad y tres del campo; iban mezclados uno y uno. Finalmente decidí sacar uno porque no me cerraba. No sé si quedó clara esa dicotomía y finalmente me chupó un huevo; me preocupé más porque quedaran bien los que quedaban y olvidarme de esa dicotomía más conceptual. Pero eso siempre me generó como una cosa personal porque mis viejos son del campo, pero heavys del campo, del desierto. Me obsesiona mucho la violencia de la naturaleza aunque no si es el miedo pero eso que dijiste es muy literal. Son conceptos y tiene que ver con eso. Son conceptos muy distintos de concebir la realidad.

Recién me decías de la trilogía que estabas preparando. ¿Cómo se piensa una trilogía?

Para mi hay que laburar en trilogías por dos motivos: primero, está bueno laburar en algo denso pero nadie lo lee, demorás mucho tiempo y nadie te da bola. La literatura es un laburo muy ingrato. Uno le pone mucho huevo, mucha carne y eso nunca vuelve o vuelve a los 20 años. Para mi hay que escribir cosas así: un libro de cuentos tiene que tener 50 o 60 páginas y una novela tiene que tener 100 como mucho porque sino no se lee un carajo. Y la idea mía de la trilogía es esa, sacás una novelita que se puede leer y a su vez estás construyendo un corpus donde están las tres juntas en algo denso. Y otra cosa que quiero hacer una vez que termine esto -auqnue no sé qué pasará porque a lo mejor tengo un accidente, me cortan una pierna y mi obsesión pasa por la pierna- pero quiero trabajar un poco la gauchesca pero del lado de la sexualidad. Por ejemplo, en el campo la violación es super común al igual que en la villa, se violan entre ellos, todos se cogen. Ese tipo de realidad me interesa, es como otro lenguaje, otra forma de interpretación.

Y hablando de lo sexual, en la Escolástica tocás temas como la sexualidad, la masturbación, la pedofilia, la pornografía, el incesto. Además en todo el libro de Can Solar aparece una escena sexual que dura sólo un párrafo que es en Final de Anatomía y está relatada supernatural y explícita. ¿Cómo se da la construcción de lo sexual en tu obra?

Lo primero que podría decirte es que yo no soy la misma persona que escribió la Escolástica, en el medio tuve una nena. Igualmente estoy muy obsesionado con el tema del incesto, me interesa mucho esa cuestión de la prohibición. Yo creo que hay dos cosas con la sexualidad en la literatura. En primer lugar, ¿qué vas a decir, boludo? ¿qué interesante o novedoso puede haber en una escena sexual? Tenés porno, tenés cosas muchísimo más interesantes, más explícitas, más literales y que llegan mucho más a la persona. El editor me dijo “boludo, acá tendrías que pegar más, tendrías que haber puesto toda la asquerosidad que tenías en la cabeza”. Y no sé si da, te transformás en un boludo. No sé, me interesaría leer a una minita, a una autora pero sería morbo. No sé si me interesa la sexualidad en la literatura, me parece como algo muy boludo. Desde un punto de vista de oficio te digo. Pero una escena de un tipo que se levanta una mina, se la coge, le chupa la pija y toda una enumeración de cosas que a mí no me conmueve. Yo ahora estoy tratando de escribir un libro, en el que estoy muy trabado, sobre cómo se vive la infidelidad en el paso del tiempo, en el sentido de tratar de pensar el futuro en que la realidad puede ser muy distinta pero la infidelidad sigue siendo un problema. Yo tengo dos hijos, un nene y una nena. Siempre está cosa con la nena de “cuando sea adolescente voy tratar de ser lo más racional posible” ¿Pero qué sabés, boludo? Mi novia dice “cuando los pibes sean adolescentes capaz que cogen con perros, ¿qué sabés?” No tenemos ni más puta idea a dónde se va a disparar la sexualidad. Hoy en día son todos bisexuales sin entenderlo mucho lo que genera más padecimiento en los pibes pero me parece interesante desde el punto de vista de la personalidad. Los traumas se superan como la educación católica. Está bueno que la tengas, que la padezcas, que entiendas cómo es el mundo porque el mundo es católico pero después que te chupe un huevo, que la rompas ¿ok? Ahora si la educación católica te come la cabeza y te quedás adentro y te convertís en catequista o en un cura, fuiste. Me interesa más la sexualidad como un problema más que como una situación.

En el cuento Erasto, donde un aborigen entra en contacto diariamente con una familia de clase media no tenés ningún drama en describirlo como un tipo sucio, de mal olor y demás. Cualquier progre moralista te podría salir a discutir y decirte que no es políticamente correcto…

No es lo real, partamos de ahí. Entra un indio acá, boludo, y mínimo nos ponemos incómodos. Segundo, la literatura siempre funciona en círculos intelectuales o es mejor leída ahí. Los círculos intelectuales desde la última mitad del siglo XX son de izquierda. Lo que te decía recién, uno tiene que escribir para la gente común, para el público pero a la vez tenés que darles lecturas a los intelectuales. Me parece que la posición fuerte en relación a eso, es plantear una moral de derecha. Me parece que todo el libro plantea una visión de derecha, para mí. Se ve mucho más en lo del indio porque hay como símbolos muy fuertes. Me parece que la literatura más interesante es la de derecha en el sentido que la derecha es mucho más instintiva y mucho menos moralista. Yo creo que la literatura tiene que trabajar un poco con una cuestión de la derecha, me parece.

En tu literatura buscás romper con lo cotidiano, como asustar y espantar al lector, tocarle una fibra sensible. ¿Por qué esa idea?

Lo que rompe con lo cotidiano es interesante. Y la literatura tiene que ser interesante. Todos los cuentos de Can Solar son reales, es un libro de realismo. La literatura tiene que tener como un gesto de extrañeza. Si te cuento todo mi día es una cagada. Pero si te cuento todo mi día y vi como atropellaban y reventaban a un pibe, bueno, ahí se pone un poco más interesante. Y sigue siendo real y no tan cotidiano. La literatura se nutre de esos pequeños gestos. Y ese es el problema de la literatura contemporánea en un punto. Así como hay un sintagma o una sintáxis de producción a partir de la red y la Web, también hay como un concepto de la exploración del yo. Ahora está este libro de Limonov que escribió [Emmanuel] Carrere, que es la biografía de un escritor pero esa vida es un delirio. La mayoría de la vida de los escritores son una bosta, todos deben ser mejor que la mía, pero hacer obra de tu vida es complicado. Finalmente siempre uno habla de uno pero no de una forma tan exponencial. Me parece que ese es el problema de la literatura contemporánea, todos se creyeron que con hablar de uno basta y hay toda una institución editorial que avaló un poco eso, desde [Fabián] Casas hasta mucha literatura de minitas que es eso, contar un poco tu vida.

¿Cómo te influencia Internet?

Nunca meto Internet y nunca voy a meter nada del lenguaje de red en lo que escribo. En Escolástica creo que hay un par de boludeces como el porno pero, como te dije, ese libro es  más argumentativo. Está diciendo cosas, no está mostrando cosas. A la hora de mostrar cosas me parece que nunca voy a trabajar con la red ni con nada de eso porque es como un objetivo que me puse. Se puede conmover sin que nadie chequee un mail, sin que nadie mande un mensajito por el celular. Aparte el lenguaje me suena irreal. Capaz que soy medio místico. La literatura es una cosa, no sé si sacra, pero sí que tiene que generarte determinados códigos que por ahí no me parece que esté bueno apelar a ese discurso tan irreal. Además la otra cosa que me interesa es que si no ponés ninguna referencia no sabés cuando es. La televisión si me interesa. Casi siempre meto algún personaje haciendo zapping pero la web no, me parece artificial.

Recién decías que hay que escribir en base a obsesiones que uno tiene. En el cuento Can solar te metés con el tema OVNI. ¿Por qué te interesa?

Porque me parece que es la religión de hoy en día. Así como la literatura de hoy en día es la autoayuda. Es una religión medio oculta en el sentido que hay más creyentes de OVNIs de religiones. Incluso en las religiones cuadra la idea de que haya un OVNI por ahí. Me parece que es más real. [Carlos] Busqued dice algo que está bueno: hoy en día se cree en los OVNIs como en la Edad Media se creía en Dios. Y está también la ciencia que dice: bueno, pero si vemos las estadísticas  seguramente tiene que haber extraterrestres. Y por otro lado, me interesan las personas que creen eso porque nunca terminás de entender qué buscan. Son personas muy especiales. Me parece que quienes creen en OVNIs están más cerca de la salvación. Y seguramente están más locos. Ellos se quieren salvar, mucho más que nosotros. Y están a ésto [y hace un gesto de pequeñez con el dedo pulgar y el índice].




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