
[CRÍTICA LITERARIA] Entrenamiento elemental para actores: confluencia entre un cineasta y un dramaturgo, teoría y práctica de la actuación, transposición de un discurso tan reflexivo como radical.
Entrenamiento elemental para actores
Martín Rejtman y Federico León
$75
Lo habitual suele ser que un libro de cierto éxito o impacto popular tenga una versión cinematográfica, que provoque críticas negativas por su falta de fidelidad a la obra original, o bien por los hachazos y recortes a los que sea sometida para cumplir con las exigencias del director y los productores. Menos habitual es que una película ajena a los circuitos comerciales, con problemas para su difusión desde su génesis misma, se convierta años después en una obra literaria propicia para interpelar críticamente el oficio del actor, con brevedad, concisión y sin buscar erigirse en un manual de instrucciones.
Guión novelado, narración minimalista, Entrenamiento elemental para actores puede leerse como un montaje hecho a base de escenas en las que el mensaje provoca una tensión doble, originada en Sergio, el protagonista: a medida que avanza el relato y se va construyendo la mirada del profesor respecto de la actuación, el personaje desafía al lector y a sus alumnos a cuestionarse qué significa pararse en un escenario o frente a una cámara y representar, sin brindar una respuesta complaciente.
“Actuar es algo muy delicado. Hacer de otro no es cualquier cosa. Primero tienen que adquirir una técnica, si no se corre el peligro de que se vuelvan esquizofrénicos”. la frase surge en una charla con los padres de los chicos que asisten a su estudio, y a partir de ella puede estructurarse todo el sentido de la trama, desde el inicio hasta el final de la obra. En este entrenamiento, los aprendices son chicos de entre ocho y doce años, que son tratados como adultos que se preparan para ser actores
Las exigencias del protagonista van configurando acciones en el espacio del estudio que le permiten introducir en sus diálogos reflexiones teóricas que distan de generar rechazo en los chicos. En la narración, la vida y la actuación se funden en una sola identidad, casi como los temperamentos de los dos autores al escribir el guión original de esta obra. Todo lo conocido debe dejarse de costado, sin buscar prepararse para responder de manera conductista a estímulos externos, como la aprobación del público. “El público también sobreactúa. La sobreactuación del público es el peor enemigo del arte. El actor, como un animalito, busca siempre los mismos estímulos y genera una relación de dependencia con esa risa, casi tan idiota como la risa misma" proclama el protagonista, Sergio, sin ningún tipo de pudor.
Nacido en principio como un proyecto para la televisión pública que buscaba unir a directores de cine y de teatro, la dupla de Rejtman y León fue la única que no pudo ver su obra exhibida en la pantalla televisiva. La película se estrenó finalmente de manera independiente, en una sala teatral, y el encargado de representar a Sergio fue el actor Fabián Arenillas.
En este cambio de soporte discursivo, Rejtman y León reescribieron completamente el guión original, sin que se perdiese el dinamismo de la película. A través de una prosa seca y de la construcción de un discurso teórico-práctico sobre la educación artística, la actuación va configurándose como una actitud ante la vida, en la cual la dialéctica entre disciplina rigurosa y deseo de perfección va modificando la relación de los actores con el mundo. El libro cuenta, además, con un prólogo de Alan Pauls y con una entrevista hecha a los autores por la socióloga Cecilia Sosa.
No se trata de una teoría acabada y estática, sino más bien de una narración dinámica, crítica, generadora de preguntas, y que indica un camino por el cual se podría seguir profundizando, preparándose, tal vez, para aquel momento señalado en una lejana canción de Spinetta y Páez, al que cabe preguntarse quién se resistirá: cuando el arte ataque.