Eternautases un grupo de historiadores que, entre otras cosas, realiza recorridos turísticos por la ciudad destinados al público local. Lucas Rentero, director y fundador de la empresa, nos cuenta más acerca de éste proyecto y del desafío que representa enfrentar a los argentinos con su propia historia.
Por Ana Paula Duré || anapdure@gmail.com || 01-07-2014
Fotos: Marcos Drago || Marcos Drag
Muchas veces la ciudad en la que vivimos se convierte en algo tan cotidiano y rutinario que perdemos la capacidad de apreciar lo mejor de ella. El grupo de historiadores Eternautas, formado por Lucas Rentero, Ricardo Watson y Gabriel Di Meglio en 1999 tiene paseos por Buenos Aires destinados a turistas extranjeros, pero lo que los diferencia de otras agencias y empresas es que también diseñan recorridos especialmente pensados para aquellos que viven en la ciudad y quieren conocer un poco más de las calles y los barrios que les son tan familiares. Su objetivo no radica solamente en mostrar la belleza arquitectónica de los lugares, sino que se sumergen en las profundidades de la historia argentina para desentrañar hechos y anécdotas que se esconden detrás de ellos, a diferencia de otras metodologías turísticas utilizan “lo que se ve para hablar de lo que no se ve”. Algunos de los recorridos que ofrecen son La París de Sudamérica (caminata por Retiro), Palermo viejo y El otro sur (abarca barrios menos turísticos, como Barracas y Parque Patricios). Además organizan tours por Europa, tienen a su cargo la capacitación de guías en las visitas al Teatro Colón y ya cuentan con dos libros en su haber: Buenos Aires tiene historia: Once itinerarios guiados por la ciudad (Aguilar, 2008), y Buenos Aires de Fiesta. Luces y Sombras del Centenario (Aguilar, 2010).
¿Cómo surgió en su momento la idea de encarar este proyecto?
Nosotros éramos compañeros de la UBA, cursamos juntos toda la carrera de historia. En el último año empezamos a pensar en un proyecto que no sea estrictamente la carrera académica ni dar clases en colegios o la propia universidad. Las ideas que giraban eran hacer un piloto de un programa de tv o de radio, y después fue quedando un grupo más reducido, primero de cuatro y luego de tres que pensamos en trabajar la historia directamente en la calle, haciendo visitas y recorridos por la ciudad. En principio sin ningún tipo de contacto con la cuestión turística, más allá de que quienes terminaban interesándose por los recorridos eran extranjeros. Nos parábamos en la plaza de Mayo e invitábamos a las personas a hacer una pequeña caminata. Después empezamos a ganar confianza y diseñamos algunos recorridos por la ciudad, hicimos un guión y empezamos a promocionarlos, un par de notas periodísticas permitieron que nos conozca más gente y los recorridos de los fines de semana, pensados para los locales, comenzaron a tener público constante. Todo esto hasta la crisis del 2001, en la que la devaluación nos llevó a tener más extranjeros, empezó a crecer el turismo receptivo y algunas de las cosas que hacíamos con el público local empezamos a hacerlas con extranjeros y a trabajar con agencias, ahí fue cuando nos tuvimos que convertir en una empresa, porque hasta el momento éramos solamente un grupo.
¿El proyecto audiovisual que tenían en un principio se concretó en algún momento o quedó truncado?
No. Trabajamos muchos años para Encuentro, pero nunca hicimos lo que hacemos nosotros en la ciudad. Ahí generábamos contenidos para programas de historia. Gabriel Di Meglio, uno de los socios, terminó siendo la cara del canal en todo lo que respecta a historia. Para Conectar Igualdad también trabajamos haciendo un relevamiento de sitios para generar contenidos tridimensionales para recorrer sitios históricos. Pero nunca como un proyecto propio.
La gente que vive en la ciudad tiene cierta noción de la historia argentina ¿Qué es lo que buscan en los recorridos?
Para nosotros es mejor que tengan esa noción porque uno puede estar dialogando y transmitiendo contenidos un poco más complejos que con los extranjeros. Con los extranjeros hay que explicar procesos que una persona formada en Argentina ya los tiene incorporados. Con los argentinos uno se pone a discutir esta formación, a desmitificar algunas cuestiones que están muy incorporadas, desde cosas muy conceptuales como la idea de nación a cuestiones más puntuales de la historia urbana de Buenos Aires, como desmitificar la idea de que la zona norte fue elegida por la elite porteña como una forma de salir corriendo de la epidemia de fiebre amarilla, hay un montón de esas ideas instaladas que son muy discutibles. Uno mostrando San Telmo y mostrando palacios que se construyeron después de 1871 está rebatiendo muy rápidamente, porque lo están viendo ahí, que la epidemia no provocó un éxodo. Estas son ideas que nosotros proponemos complejizar y ver que ese éxodo no se produce por una epidemia sino por una necesidad de diferenciación social de una clase que quiere separarse del resto de la población, que estaba creciendo vertiginosamente por la gran cantidad de inmigrantes que llegaban y se instalaban en los barrios en los que ellos vivían. Igualmente tampoco hay un abandono total de estos barrios, siempre hay alguna familia de clase alta o un palacio en la zona sur. Esa presentación más sintética del norte de clase alta y el sur de clase popular también es muy discutible. En cuanto uno comienza a contrastar datos históricos y fotos puede tirar abajo algunas de estas ideas que intentan sintetizar la historia de Buenos Aires. En la caminata funciona porque están las cosas ahí, es mucho mas difícil en un libro o una nota periodística porque falta el espacio, para nosotros es fundamental trabajar en el espacio donde sucedieron las cosas, y donde están los restos o se tomaron las fotografías, el impacto es mucho más fuerte y las personas que participan se predisponen mucho mejor estando en el lugar a los temas. Por ahí en un programa de radio o de tele seria mucho más aburrido.
¿Cuál es la estrategia para encarar la historia desde un lugar que pueda enganchar a la gente y evitar ese aburrimiento?
Ya estar presencialmente en el sitio es muy importante. El hecho de que sea una experiencia física es fundamental. No solamente una experiencia intelectual o de transmisión lineal de contenidos. Pasan cosas en los lugares y uno tiene que estar dispuesto a incorporarlas y trabajarlas con el grupo, y también el grupo participa mucho. En el momento en que escribimos el primer libro ya habíamos hecho muchas salidas, por lo tanto cuando tuvimos que reescribirlas, mucho de ese material fue transmitido por participantes de las caminatas. A priori las caminatas no tenían ese contenido y charlando en el lugar con las personas comparten ideas, y luego uno tienen que ver si ese dato es o no fehaciente y contrastarlo, y si es fehaciente lo incorpora al guión futuro. Ese trabajo en la calle hace que se vayan modificando los recorridos a partir de la participación de las personas. Y a las personas les gusta participar.
Ahí lo que tiene que manejar el guía es que todo el grupo sienta que está participando, porque a veces pasa que participa uno solo y eso al grupo no le gusta. El guía no tiene problema, pero si siempre está hablando la misma persona lo empiezan a mirar mal y uno tiene que cortar para que no lo linchen. Pero el hecho de trabajar en los espacios es la característica que más nos interesa, y por la cual empezamos a trabajar y lo que nos sigue manteniendo motivados con el trabajo. Por otro lado siempre nos intereso mucho trabajar los espacios de los sectores populares y las luchas gremiales, además de tener los contenidos mas clásicos de una guiada tratamos de incorporar temas que por ahí no están necesariamente reflejados en una arquitectura.
En la ciudad de Buenos Aires hay barrios como Balvanera o Boedo que tienen un gran patrimonio cultural pero poca explotación turística. ¿Crees que podrían tener más?
Es difícil porque, en el caso de Balvanera, tiene un patrimonio arquitectónico impresionante, pero es muy difícil trabajar ahí, porque la función vital de los comercios lo hace imposible. Quizás se podría hacer un recorrido de fin de semana, pero también la ausencia del movimiento de los comercios está presente en la basura, en las persianas bajas, y la imagen de alguna forma es antiturística. Está planeado hacer una caminata por Balvanera, que nunca hemos hecho, pero con el público local que puede entender esto y quizás no está en búsqueda de una experiencia turística con un paisaje precioso que le pueda refregar en la cara a otro a través de Instagram y ese tipo de cosas, que en este caso costarían un poco más. Es complicado porque a nivel turístico un poco se construye el paisaje y se va replicando, para que un barrio como Balvanera genere eso debería cambiar la actividad comercial, debería estar orientada hacia eso como pasa en Palermo. Originalmente ahí había distribuidoras textiles, galpones y funcionaban depósitos hasta que el barrio empezó a mutar y se transformó en un barrio relativamente caro, con comercios y propuestas para una burguesía bien establecida. Palermo hizo esa transformación que creo que Balvanera no va a poder hacer porque la densidad es mucho más alta y la actividad es viva. En Palermo había muerto la función económica del barrio y adquirió otras nuevas entre las cuales está el turismo. Con Boedo pasa algo similar, pero hay algunos otros barrios de la zona sur como San Telmo y Barracas que se han "palermizado".