Metallica desbordó el Estadio Único de La Plata a puro trash y demostró por qué es una de las bandas más convocantes y poderosas del mundo. Alrededores presenció el sábado 29 de marzo, la primera fecha del “Metallica By Request”, que reunió 100 mil espectadores entre sus dos shows.
Por Diego Caballero || DieggaQ Manuel Bernal || manuelbernal77@hotmail.com
Fotos: Facebook Metallica || 01-04-2014
El impactante escenario, que incluyó una pantalla gigante de fondo y dos a los costados con calidad HD, tuvo como agregado de color a dos grupos de fans ubicados a los costados. Los músicos interactuaron con ellos generando algunas escenas más parecidas a las transmisiones de los Grammys o Mtv Awards que a un recital masivo como el de la noche platense. No obstante, la interacción fue la razón de ser de la gira: todas las canciones fueron elegidas por los fans de cada país. Además, antes y durante el show se pudo votar vía SMS entre tres canciones (sólo faltó que suba un escribano al escenario) que finalmente ganó cómodamente Orion. El cuasi reality incluyó también que dos muchachos -uno más nervioso que Otamendi contra Alemania en el mundial- presentaran Sad but true y Creeping Death. En un set con pocas sorpresas, la nueva canción Lord of Summer presentada por el cantante James Hetfield hace presagiar un futuro disco con mucho y nuevo metal.
Sobre el escenario la banda demolió los oídos de un público en su mayoría “post veinticinco” durante más de dos horas logrando algo que pueden hacer pocos: combinar -sin fisuras- velocidad, volumen y una precisión casi metódica. La ola de metal que atronaba el estadio no era tal, era más bien la mezcla perfecta de dos guitarras sonando súper podridas y al re palo; un bajo que da un piso denso y no hace más que lo que pide la canción en cada momento –lo cual es una grandísima virtud-; y una batería que despliega tantos matices y firuletes que es difícil despegar los ojos y los oídos de su cadencia prolija, frenética y perfectamente ornamentada. And justice for all, Ride the lighting, Enter sandman, la sucesión de las elecciones argentas fue una catarata de metal a la carta.
Por Diego Caballero || DieggaQ Manuel Bernal || manuelbernal77@hotmail.com
Fotos: Facebook Metallica || 01-04-2014
“Toma el tren hacia el sur”, sugería Luis Alberto Spinetta en un clásico de Almendra, y una horda de remeras negras le hizo caso al flaco para ver a Metallica; lejos de la centralidad de la Ciudad de Buenos Aires. Desde el destartalado tren que parte de Plaza Constitución se pudo observar el mega operativo de traslado de los músicos -“Grupo Halcón” incluido-, digno de una escena de visita presidencial. Como suele suceder en este tipo de conciertos, los vecinos de las zonas aledañas al estadio prepararon todo tipo de oferta: cerveza, carnes asadas, estacionamientos improvisados, entre otros; que recuerda –a escala- a la película uruguaya “El baño del Papa”.
La jornada tuvo como aperitivos a Cirse y la Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura de Paraguay, que cambió la intolerancia de los chiflidos previos por aplausos, en apenas 30 minutos. Los “enemigos de la piratería” abrieron su show con un video de los cuatro integrantes explicando el “By request” y mostrando un detrás de escena sobre la manera en que se comunican con el público a través de la web. Acto seguido, las luces se apagaron para la clásica introducción de la película “El bueno, el malo y el feo” y comenzó la carnicería de metal con Battery y la más votada en nuestro país: Master of puppets.
El impactante escenario, que incluyó una pantalla gigante de fondo y dos a los costados con calidad HD, tuvo como agregado de color a dos grupos de fans ubicados a los costados. Los músicos interactuaron con ellos generando algunas escenas más parecidas a las transmisiones de los Grammys o Mtv Awards que a un recital masivo como el de la noche platense. No obstante, la interacción fue la razón de ser de la gira: todas las canciones fueron elegidas por los fans de cada país. Además, antes y durante el show se pudo votar vía SMS entre tres canciones (sólo faltó que suba un escribano al escenario) que finalmente ganó cómodamente Orion. El cuasi reality incluyó también que dos muchachos -uno más nervioso que Otamendi contra Alemania en el mundial- presentaran Sad but true y Creeping Death. En un set con pocas sorpresas, la nueva canción Lord of Summer presentada por el cantante James Hetfield hace presagiar un futuro disco con mucho y nuevo metal.

Hetfield, como un número 5 entrado en años, sabe perfectamente hasta dónde puede ir sin quedar expuesto con su voz, y siempre logra atronar la noche con esa mezcla de rabia juvenil y gravedad madura que carga su áspero cantar. El equilibrio que logran su guitarra y la de Kirk Hammet son un espectáculo aparte. En la combinación de notas que el morocho saca de sus violas se esconde una de las marcas más fuertes de Metallica, al igual que los simples pero penetrantes arpegios sobre guitarra limpia que dan inicio a muchos temas que luego desembocan en una autopista con camino de ida hacia el más puro y rabioso metal. Fade to black y One son los ejemplos más claros de esto. Ambos clásicos, junto al hit-balada-temazo Nothing else matters se contaron entre los grandes momentos del show.
Los bises se iniciaron con Whisky in the jar, el cover que después de pasar por las manos de Metallica ya es casi un tema propio –el riff de guitarra se cuenta entre los más melódicos y rockeros del cuarteto-. Luego, el ganador de la noche –Orion- que permitió un despliegue de metal para cabecear con los ojos cerrados. Para el final, como era de esperar, sonó el clásico Seek and Destroy. Las pelotas negras arrojadas desde el techo del estadio que volaban por el campo mega poblado terminaron de demostrar la profesionalidad de la producción del show.
Pasó Metallica. Atrás quedaron los “cansancios físicos y mentales” y las críticas por la ambición monetaria no satisfecha de los estadounidenses. Lejos de contar dólares por la venta de discos, hoy Metallica entiende muy bien que el negocio mutó y que tocar en vivo por el mundo, con estrategias marketineras como el “By request”, es lo que la lógica del mercado demanda. La mera crítica hacia estos legendarios del heavy metal es facilismo, cuando el profesionalismo y la potencia del cuarteto se vuelven innegables ante los oídos de miles. En su noche “Delivery”, Metallica no dejó la opción de mantenerse ajeno a tanto despliegue de sonido y energía. Por ahora la casa está en orden, larga vida al metal.