Marcelo D2, el mayor exponente del Hip-Hop brasilero, presentó su último disco “Nada pode me parar” en Groove. Alrededores presenció el show del ex cantante de Planet Hemp, que nuevamente ofreció una propuesta distinta pero muy eficaz: Hip-Hop con Samba y fiesta carioca.
Como adelanto de lo que se vivirá durante el mundial de fútbol, la música brasilera intenta abrirse al mercado de nuestro país, limitada muchas veces al “carnaval carioca”. En esa movida anda Marcelo Maldonado Peixoto -o Marcelo D2 para los amigos- hace más de 20 años, cuando se hizo popular, junto a su ex compañeros de Planet Hemp, por hacer de la legalización de la marihuana una bandera. Presentó sus últimas canciones el jueves 13 de marzo en Groove.
La cita palermitana tuvo a Lo pibitos como interesante aperitivo local. La banda oriunda de Villa Crespo, lejos de los estereotipos y poses, mezclaron rimas con funky, cumbia y reggae, aportando algo distinto a la escena local. Cerca de las 22:30, con una interesante concurrencia para un show con poca publicidad, los músicos salieron al escenario mientras MD2 le hablaba al público desde fuera del escenario. Con una mini catarata de temas, empezando por “Está Chegando a Hora (Abre Alas)”, el rapero presentó algunas de sus últimas canciones para pasar rápidamente a los clásicos “Vai vendo”, “A Maldição Do Samba”, “A procura da batida perfeita” y desatar la fiesta.
En cada presentación D2 demuestra que es un todo terreno. Rapea, maneja los tiempos sin volverse monótono, canta, agita, sabe cómo ganarse al público; sobre todo al femenino. Torcedor a ultranza del Flamengo, sus múltiples influencias varían desde Public Enemy, Bezerra Da Silva a Beastie Boys y el harcorde-punk. Sin embargo, en su etapa solista explotó la fórmula Hip-Hop con Samba, como una marca registrada.
Una constante en la historia del músico, tanto en sus recitales como en sus discos, es rescatar las raíces, el carnaval, la playa y la vida en la favela. Las referencias a la nacionalidad (¿Nacionalismo?) están siempre presentes. “Me orgulho de ser carioca, me orgulho de ser brasileiro”, afirma en la autobiográfica “1967”. D2 posee la hermosa contradicción de defender a ultranza la música popular brasilera, desde el Hip-Hop, algo similar a lo que pasa en nuestro país con el metal pesado nacional y el folklore.
La noche prosiguió con "Você Diz Que O Amor Não Dói", “Fella”, como un homenaje a la base y rapeada tradicional, y “Desafabo”, quizás el tema más festejado por el público junto a “Pode acreditar”, de pegadizo estribillo a puro sample. Como interludio Fernandinho, acompañante de D2 en las voces y “arreglos” de percusión y scratch, tomó el mando para hacer un show de diez minutos de beatbox. Batería, bajo, sintetizador o todo junto.El público festejó cada cambio de ritmo, cada guiño cómplice, que derivó en una base de ragga para que D2 cante parte de “Dig Dig Dig”.
Para los fanáticos de Planet Hemp, Marcelo no defraudó e incluyó en su repertorio una interesante mezcla de versiones de “Mantenha respeito”, “Contexto”, “Hip-Hop Río” y “Stab”, poniéndo un especial énfasis en la frase final de la canción: “Esperem sentados a rendição, nossa vitória não será por acidente”.
Para el final, la fiesta y el baile coparon Groove con todo el público coreando con “C.B. Sangue Bom” y “Cual é?”. Como epílogo quedó la típica subida de chicas al escenario (Calu Rivero incluida) para desfilar y coquetear con los músicos, que no sería ejemplar para campañas de género. Marcelo D2 ofrece algo distinto y lo explota muy bien en escena. La popularidad del carioca en nuestro país dependerá de otras variables, para que el público que lo escucha sea más heterogéneo que el que gusta de ir a Maluco Beleza.