El día de la Soberanía Nacional debió desarrollarse en medio de un clima de huelga. He aquí un repaso por los hechos que tuvieron lugar en el primer paro general que debió afrontar la presidente de la nación. ¿Qué fue lo que ocurrió? ¿Cuáles son sus repercusiones? Resumen imprescindible para advertir futuros acontecimientos.
Por Danila Raomírez / @DanilaRZ / 21-11-2012
A un poco más de 10 días de la marcha del 8 de noviembre (8N), otra movilización tomó las calles y rutas en diferentes puntos de Buenos Aires y otras provincias. En este caso, el 20N, tuvo como protagonistas a las principales centrales de trabajadores opositoras que impulsaron un paro general, el primero en el transcurso de los dos mandatos de la presidente Cristina Fernández. Así, cortes y cese de actividades, fueron las estrategias de aquellos que se adhirieron a la medida, para hacer oír sus reclamos frente al gobierno.
Convocado por la facción de la Confederación General del Trabajo (CGT) que dirige Hugo Moyano y la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) de Pablo Micheli, la protesta respondió al petitorio que incluye:
-El aumento del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias
-Salario mínimo y planes sociales acordes a la canasta familiar
-La universalización y eliminación de los topes en las asignaciones familiares
-82% móvil y aumento de emergencia para jubilados
-Un adicional anual compensatorio de $4000 antes de fin de año
-El fin de la terciarización y precarización laboral
-El rechazo a la nueva ley de ART
-La restitución de la caja de las obras sociales
A este reclamo se adhirieron la CGT Azul y Blanca del gastronómico Luis Barrionuevo, la Federación Agraria (FAA) de Eduardo Buzzi, Barrios de Pie, la Corriente Clasista y Combativa (CCC), la Asociación Bancaria de Sergio Palazzo, los ferroviarios de la línea Sarmiento, liderados por Rubén "Pollo" Sobrero, entre otros sectores.
De esta manera, la huelga -que encontró los primeros síntomas el lunes por la tarde, con la interrupción de actividades en la Federación Nacional de los Trabajadores Camioneros- se expresó con fuerza ya en las primeras horas del martes, en los cortes a los principales accesos a Capital Federal, medida impulsada por el líder de la CTA, Micheli. Los puntos neurálgicos fueron: el Puente Pueyrredón, la avenida General Paz y Constituyentes, Riccheri y Puente 12 y el Camino de Cintura, altura rotonda de Burzaco. También hubo piquetes en la autopista panamericana, en la ciudad de Buenos Aires, y en distintos puntos del interior del país.
Entre los servicios interrumpidos -de manera parcial o total- estuvieron: los bancos, las estaciones de servicio, los puertos, la recolección de residuos, los hospitales públicos. Y en lo que respecta a los transportes: los vuelos de cabotaje, el premetro hasta el mediodía, ferrocarriles -a excepción del Belgrano Norte-, las líneas de colectivos 1, 13, 93, 166, 182, 203, 216 y la línea B de subtes; aquellos que si funcionaron, lo hicieron de manera reducida. Esto contribuyó a generar el panorama desértico en el que se encontró envuelta la zona metropolitana ya que muchos, ante dichas circunstancias, optaron por no asistir a sus puestos de trabajo o, en su defecto, desempeñar las mismas tareas desde sus casas.
Existieron otros, sin embrago, que sí lo hicieron, lo que propició, la aparición de algunos incidentes. El caso más emblemático fue el que sufrieron los empleados del mítico Café Tortoni, que ante el ataque de un grupo de personas -en apariencia pertenecientes al gremio gastronómico- tuvieron que cerrar sus puertas. Este hecho se repitió en otros bares de Capital federal y del conurbano. También la línea de colectivos 126 fue víctima de agresiones, al ser interceptadas violentamente cinco de sus unidades, aunque esto no le impidió prestar nuevamente el servicio, una vez superado el suceso.
El paro tuvo gran actividad hasta cerca del mediodía, momento en el que muchos de los piquetes fueron levantados. De esta manera, la circulación retomó lentamente su cauce normal.
Las repercusiones
Ante lo ocurrido los puntos de vista no tardaron en aparecer. El primero en darlo fue el jefe de Gabinete Juan Abal Medina quién no dudó en definir, en radio Continental, la huelga como un "piquetazo nacional": "Lo que hemos visto es la gran cantidad de piquetes, es lo que vemos por todos lados, cortando todos los accesos a la ciudad. No estamos viendo trabajadores que deciden no concurrir a sus trabajos en forma voluntaria", y agregó: "la protesta está encabezada por un grupito de dirigentes que quiere posicionarse con algún grupo mediático". El ministro del Interiror y Transporte, Florencio Randazzo, por su parte, también repudió la metodología utilizada: "Como no podían hacer un paro general, lo hicieron de prepo", sostuvo.
De estas declaraciones, se ocupó Moyano en la conferencia de prensa que dió, junto a los dirigentes sindicales que apoyaron la medida de fuerza, en el edificio de la CGT de la calle Azopardo: "Hay funcionarios de cuarta que han dicho cualquier disparate, que es una medida política, una extorsión. Hablan por jetones", sostuvo. Al mismo tiempo que calificó la jornada de "importantísima" señalando que la "adhesión fue más alta de la esperada". La conformidad con los resultados obtenidos fue compartida por todos los presentes quienes se encargaron de subrayar que profundizarán los métodos de lucha si no encuentran una respuesta a los reclamos de parte del gobierno nacional.
Ante lo sucedido y en medio de un acto por el Día de la Soberanía Nacional, que se llevó a cabo en la localidad de San Pedro, la Presidente advirtió: "No hablemos de piquetes, hablemos de aprietes y amenaza". Y continuó: “a mí no me corre nada, mucho menos con amenazas y patoteadas”. Cristina Kirchner mostró su desacuerdo ante los incidentes en el Café Tortoni y aseguró: "Me gustaría, de corazón, que todos los dirigentes estuvieran más preocupados por preservar las fuentes de trabajo, que es el gran desafío de los argentinos".
Por otro lado, en la oposición, las opiniones giraron entre el apoyo a la huelga y el rechazo a los cortes de los gremialistas. Lo cierto es que, ante el primer paro general en lo que va del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, medida que supo unir, además, a bloques sindicalistas de marcadas diferencias, las repercusiones van a seguir apareciendo. Habrá que ver, entonces, cómo se desarrollan los hechos.