Noviembre fue el mes en que Ángel Peñaloza, apodado Chacho, murió en combate luego de rendirse ante las tropas del entonces presidente Bartolomé Mitre. En nombre de la Confederación Argentina, el ejército de Chacho luchaba contra el centralismo de Buenos Aires. La ejecución del caudillo riojano puso en contradicción los postulados civilizatorios de Domingo Faustino Sarmiento.
Por Sebastián Rodríguez || @sebas_carp1988 || 19-11-2013
Ángel “Chacho” Peñaloza murió asesinado el 12 de noviembre de 1863 por el ejército nacional, bajo las órdenes de Bartolomé Mitre. Pese a que se rindió, el caudillo fue acribillado a balazos y su cabeza fue cortada y clavada en la punta de un poste en la plaza de Olta, en la provincia de La Rioja.
Peñaloza nació en 1798, época del Virreinato del Rio de la Plata, en Malanzán, La Rioja. Fue educado por un tío sacerdote y pronto pasó a formar parte del ejército de Juan Facundo Quiroga. Allí alcanzó el grado de general y colaboró en la intervención de la provincia de San Juan, en nombre de la Confederación Argentina
Su lucha contra el centralismo de Mitre
El presidente Bartolomé Mitre desarrolló una política de alianzas con los sectores conservadores del interior del país para subordinar a las provincias a los intereses porteños. Esto provocó varios levantamientos armados.
El país se encontraba dividido y desigual. Mientras el Estado de Buenos Aires gozaba de prosperidad, gracias a las rentas aduaneras, la Confederación quedaba postergada por falta de ingresos de capitales.
Mitre fue legitimado en su cargo en mayo de 1862. Allí propuso unificar al país: creó una moneda nacional unificada y un organismo nacional recaudador de impuestos en todo el país. También difundió la educación primaria y secundaria, que llevó a fomentar la unificación de la enseñanza de acuerdo a los intereses de la clase dirigente porteña. Y al final creó un ejército nacional que tomó, como primera medida, reprimir los levantamientos populares del Chacho Peñaloza y Felipe Varela, la última resistencia del interior a la política de Buenos Aires.
Nuestro país fortaleció su modelo agroexportador, colocando a nuestra nación exportadora de materias primas e importadora de productos manufacturados. Inglaterra era el principal comprador y vendedor, resultando beneficiado a partir del precio que tienen las manufacturas por sobre las materias primas.
Aún así, las provincias continuaban postergadas frente a los intereses del puerto de Buenos Aires por sobre los del resto del país. La entrada constante de productos importados terminó eliminando a la pobre actividad industrial.
Chacho vs. Mitre y Sarmiento
En 1863 se produjo el levantamiento del ejército de Chacho Peñaloza. Antes de entrar en combate, Peñaloza le escribíó a Mitre: “Es por esto, señor Presidente, que los pueblos, cansados de una dominación despótica y arbitraria, se han propuesto hacerse justicia, y los hombres, todos, no teniendo más ya que perder que la existencia, quieren sacrificarla más bien en el campo de batalla, defendiendo sus libertades y sus leyes y sus más caros intereses atropellados vilmente por los perjuros…”
El entonces gobernador de San Juan, Domingo Faustino Sarmiento, decretó el estado de sitio y, asumió personalmente la guerra contra el caudillo. “Peñaloza se ha quitado la máscara… Secundado por media decena de bárbaros oscuros…se propone reconstruir la República sobre un plan que él ha ideado... Bajo su dirección e impulso, estas provincias serán luego un vasto desierto, donde reinen el pillaje, la barbarie sin freno, y la montonera constituida en gobierno. No es un sistema político lo que estos bárbaros amenazan destruir. Es todo orden social, es la propiedad tan penosamente adquirida, toda esperanza de elevar a estos pueblos al goce de aquellas simples instituciones que aseguran a más de la vida, el honor, la civilización y la dignidad del hombre”, son algunas de las palabras que pronunció Sarmiento.
El Chacho, luego de rendirse, fue asesinado delante de su familia. Es llamativo que quienes combatían “la barbarie”, expusieron obscenamente la cabeza del caudillo como trofeo de guerra en la plaza de Olta, durante varios días.
El “padre del aula” llegó a decirle a Mitre: “No sé lo que pensarán de la ejecución del Chacho. Yo, inspirado por el sentimiento de los hombres pacíficos y honrados, aquí he aplaudido la medida, precisamente por su forma.Sin cortarle la cabeza a aquel inveterado pícaro y ponerla a la expectación, las chusmas no se abrían aquietado en seis meses. ‘Murió en guerra de policía’, ésta es la ley y la forma tradicional de la ejecución del salteador”.
En el mes de agosto, Chacho le escribió una carta al gobernador Sarmiento, denunciando el atropello de sus tropas. Allí señaló que “destruyen todo cuanto encuentran, sin respetar las propiedades y vidas de los vecinos, haciendo así una guerra enteramente vandálica, muy indigna de un gobierno culto y civilizado”.